Responsabilidad social de la iglesia con el mundo.

Buenos días, feliz lunes y bendiciones.

El Evangelio de hoy (Marcos 16: 15-18) forma parte del apéndice del Evangelio de Marcos que presenta una lista de algunas apariciones de Jesús: a Magdalena (Marcos 16: 9-11), a los dos discípulos que caminaban en el país (Marcos 16: 12-13) y a los doce apóstoles (Marcos 16: 14-18). Esta última aparición, junto con la descripción de la Ascensión al Cielo (Marcos 16, 19-20), forma el Evangelio de hoy.

Además, hoy la iglesia celebra la Conversión de San Pablo, el Apóstol de l@s Gentiles. Ese dramático evento está registrado en los Hechos de los Apóstoles, capítulos 9 y 22, siempre vale la pena leerlo. ¿Por qué no hoy?

Esta sorprendente conclusión del Evangelio de Marcos puede haber sido compuesta porque la gente exigía un final más satisfactorio que el original, que se cierra con la confusión de l@s discípul@s en la tumba vacía. Este nuevo final enfatiza el alcance universal de la misión de Jesús. También enfatiza que la fe en Jesús es necesaria para la salvación: esto luego llevó al desafortunado lema, "Fuera de la Iglesia no hay salvación", que no debe tomarse literalmente. Demonios, lenguas, serpientes y veneno son imágenes dramáticas del poder divino de Jesús que autentifica la misión de l@s discípul@s. La esperanza cristiana se basa en el hecho de que Jesús ya ganó la batalla decisiva contra el mal.

Estas palabras se presentan como la última instrucción de Jesús a sus discípul@s antes de ascender al cielo. Ahora est@s tienen la responsabilidad de proclamar las buenas nuevas como lo había hecho él. Y deben hacerlo con valentía. Nótese la universalidad de la misión: “a todo el mundo”, “a toda la creación”.

¿Ves lo apropiada que es esta lectura en una fiesta de San Pablo? Su conversión (que es el foco de esta fiesta en particular) lo preparó para convertirse en un apóstol de l@s gentiles (la gente pagana). Sus largos viajes lo llevaron a recorrer gran parte del territorio que comprendía el Imperio Romano. Predicó y curó, fundó y apoyó comunidades locales. Su vida nos enseña que la misión (alcance) no es una opción. La Iglesia es misionera por su propia naturaleza.

En esta historia del Evangelio aprendemos de la verdad central que Jesús predica y nos envía a proclamar a toda la creación. Él lo llama las "buenas nuevas" del amor de Dios, y la voluntad o el sueño por nosotr@s. Si deseas llevar esta verdad a la oración, puede considerar si las buenas nuevas se tratan de algo que Dios quiere que hagas por él o en gran medida de lo que Dios quiere hacer por ti.

Por hoy les invito a meditar sobre esta pregunta: ¿estoy anunciando yo el Evangelio a través de mis palabras y acciones todos los días, o solo algunas veces?

Bendiciones,

Padre Luis +