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Hay poder en Jesús

 

 

Buenos días, feliz jueves y muchas bendiciones.

 

El Evangelio de hoy, Mateo 9: 1-8, nos recuerda formas de cultivar la compasión. El mayor beneficio de la compasión es la esperanza tanto para las demás personas como para nosotr@s mism@s.

 

Y este, por supuesto, es el tema central o mensaje del pasaje, que Jesús tiene compasión y autoridad para perdonar el pecado. ¿Cómo lo sabemos? Parte de la respuesta dada aquí, es que Él tiene el poder de sanar.

 

Ahora, esto planteará una cuestión teológica fundamental que deberá abordarse en algún lugar, probablemente cuando Jesús está hablando con los maestros de la Ley. ¿Cuál es la conexión entre sanar y perdonar o, más básicamente, cuál es la conexión entre enfermedad y muerte y pecado? Esto podría convertirse en un estudio bastante complicado, pero que debe hacer en algún momento. Las buenas teologías bíblicas le proporcionarán discusiones básicas sobre el tema.

 

El punto es que, si Jesús puede encargarse de los efectos del pecado, al sanar a un paralítico o un leproso, o al resucitar a una persona muerta, también puede encargarse de la causa de la enfermedad, al perdonar el pecado. Para Jesús, el perdón de los pecados y la curación de enfermedades son dos lados de su misión, siendo el perdón de los pecados lo más importante.

 

Lo que Jesús estaba haciendo al sanar a las personas no era simplemente realizar milagros, lo que generalmente se define como violar o anular las leyes naturales, sino que estaba demostrando con estos milagros de curación que estaba restaurando un orden perdido. La enfermedad y la muerte no fueron naturales para la creación de Dios, fueron violaciones de ella. El orden natural era lo que Dios había creado, pero había sido arruinado. Jesús pudo respaldar el problema y tratar el pecado primero, y luego sus efectos. Y como dijimos antes, estos milagros individuales que realizó en su ministerio terrenal fueron signos de lo que haría cuando restaure por completo el orden perdido de la creación.

 

Un punto relacionado que establece la historia es la relación entre el pecado y el sufrimiento. Ya he tratado con esto y, por lo tanto, solo necesito en este punto mencionarlo de pasada. Estos hombres creían en Jesús y en su poder para sanar. Sabían que si podían llevar al paralítico a Jesús todo estaría bien. La aplicación es que para el perdón de los pecados un@ debe venir a Jesús por fe, creyendo que Él perdonará y hará las cosas bien. Y, para la restauración de la salud y la integridad, espiritual y física, un@ también debe orar en el nombre de Jesús.

 

La palabra autoritaria de Jesús ataca el mal en su raíz: en el caso del paralítico ataca el pecado que corroe al ser humano en su libertad y bloquea sus fuerzas vivas: “Tus pecados te son perdonados” (v.2); “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (v.6). En verdad, todas las parálisis del corazón y de la mente con las que uno está encadenado, las anula la autoridad de Jesús (9,6), el hecho de encontrarse con él en la vida terrena. La palabra autoritaria y eficaz de Jesús despierta a la humanidad paralizada (9,5-7) y le da el don de caminar (9,6) con una fe renovada.

 

Bendiciones

 

Fr. Luis +

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Jueves, Julio 2, 2020 - 18:30

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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