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La compasión es parte de nuestro discipulado

 

 

Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones mi querida familia de Santa Cruz.

  

Los versículos que escuchamos en el Evangelio de hoy, Mateo 9: 32-38, describen a Jesús en sus ministerios. Viaja de pueblo en pueblo. Donde quiera que vaya, enseña en las sinagogas. Y la curación también es una gran parte de su ministerio. Mateo dice que Jesús curó todas las dolencias y enfermedades.

 

Mientras Jesús miraba a la gente reunida a su alrededor, Mateo dice que estaba lleno de compasión. El dolor, la soledad, el malestar de toda esa gente se convirtió en suyo. Vio cuán acosadas, acosados e indefensas, indefensos eran. Su respuesta a su difícil situación fue la amorosa compasión. Pero cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo compasión de ellas. Esa palabra compasión en griego significaba más que simplemente compadecerse. Jesús se conmovió emocionalmente, lo sintió en sus entrañas. La compasión forma la columna vertebral de la misión de Jesús y de nuestro discipulado. Fue la compasión lo que lo obligó a asumir nuestra carne humana en primer lugar. Y la compasión lo impulsó a morir en una cruz.

 

Como discípulos, discípulas de Cristo, la iglesia está obligada a ser de la misma mente que Cristo. De su mente a nuestros corazones. Y a lo largo de cada generación, la compasión ha sido el llamado de la iglesia de Cristo. La iglesia de la primera generación descubrió que tenían la necesidad de que la gente atendiera las necesidades diarias de su comunidad. Necesitaban personas para supervisar el programa de hambre para alimentar a las viudas entre ellos, ellas. Y así, nombraron diáconos. La iglesia ha sido servida por diáconos y diaconisas desde entonces.

 

Quiero destacar dos errores que nos hacen perder nuestra compasión por las personas. Primero: querer que otras personas se den cuenta de tu compasión puede hacer que pierdas tu compasión por los demás. Queremos que la gente sepa que somos compasivas con los demás. No quiero decir que somos compasivas con nuestra reputación, pero, aun así, es bueno saber que otros, otras son conscientes de que eres una persona cariñosa y compasiva. Cuando nos enfocamos en si las personas notan nuestra compasión o no, y descubrimos que no lo son, es fácil lastimar nuestros sentimientos. Cuando nos duelen nuestros sentimientos, ciertamente no estamos listos, listas para mostrar compasión a las demás personas. Necesitamos simplemente mostrar compasión porque eso es lo que necesitaba el objeto de nuestra compasión.

 

Y segundo: pensar que eres la única persona que muestra compasión a alguien puede hacer que pierdas tu compasión por las demás personas. Esto es simplemente victimizarse. Este es el principal problema de Marta. Por esto se comportó grosera con María y las otras personas, más que compasiva.

 

Quiero dejarles estas dos preguntas hoy: ¿Tenemos compasión, tenemos un dolor profundo en nuestras entrañas, por la pérdida en el mundo, como lo hizo Jesús? ¿Vemos el mundo como Jesús ve el mundo?

 

Bendiciones, 

Padre Luis +

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Miércoles, Julio 8, 2020 - 08:00

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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