Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.
El servicio nos hace más humildes
Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones.
El Evangelio de hoy (Mt 18, 1-5. 10. 12-14) da la primera parte del discurso sobre la comunidad (Mt 18, 1-14) que tiene como palabra clave “l@s pequeñ@s”. L@s pequeñ@s no son solo los niños o niñas, sino también las personas pobres, esas que no son importantes en la sociedad y en la comunidad al igual que l@s nin@s. Jesús pide que est@s “pequeñ@s” sean siempre el centro de la preocupación de las comunidades porque “el Padre que está en los cielos no quiere que se pierda un@ de est@s pequeñ@s” (Mt 18,14).
En Mateo 18: 1 encontramos la pregunta de l@s discípul@s que provoca la enseñanza de Jesús. Ell@s quieren saber quién es más grande en el Reino. El simple hecho de esta pregunta revela que no han entendido nada o muy poco del mensaje de Jesús. Todo el discurso sobre la comunidad se da para hacerles comprender que entre l@s seguidor@s de Jesús debe prevalecer el espíritu de servicio, el don del perdón, de la reconciliación y del amor gratuito, sin buscar el interés propio y el propio avance.
L@s niñ@s nacen libres de prejuicios y están totalmente abiert@s al aprendizaje. Esta es una cualidad que tod@s necesitamos. Ser totalmente abiert@s y libres de prejuicios a la hora de escuchar a Dios. Confiar completamente. Entonces estamos list@s para recibir todo lo que Dios quiere que tengamos y convertirnos en todo lo que Dios quiere que seamos. Dar la bienvenida a una persona que tiene estas cualidades en el nombre de Jesús es dar la bienvenida a Cristo. ¿Quién podría ser esa persona hoy?
Jesús aquí plasma a Dios como velando por tod@s, especialmente aquell@s que son vulnerables y dependientes. Jesús hizo eso mismo, y como discípulo, ¡yo también debo hacerlo! Es una tarea de humildad, pero conlleva una recompensa divina, porque cuando doy la bienvenida a una persona vulnerable, le doy la bienvenida al mismo Jesús.
Jesús nos está diciendo muy claramente que cada vida es preciosa a sus ojos. Cada persona que conozco es invaluable e insustituible. Jesús pone patas arriba las actitudes convencionales: l@s "pequeño@", las personas a las que el mundo no considera importantes son las más preciadas de todas. ¿Mis actitudes de hoy reflejarán esto?
Jesús da la vuelta a los valores populares. ¿Quiénes son las personas que me rodean que se pasan por alto? Es poco probable que sean niñ@s, más probablemente sean l@s que ofrecen un servicio humilde, las gentes pobres, las personas que de alguna manera son diferentes.
Ojalá podamos meditar seriamente sobre estas preguntas hoy: ¿Quiénes son las personas más pobres de nuestro vecindario? ¿Participan en nuestra comunidad? ¿Se sienten como en casa o encuentran en nosotr@s un motivo para retirarse?
Bendiciones
Padre Luis +
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