En el episodio de la mujer con el perfume surge la inconformidad y la resistencia de las mujeres

Buenos días, feliz jueves y muchas bendiciones.

El evangelio de hoy (Lucas 7: 36-50) presenta el episodio de la mujer del perfume que fue aceptada por Jesús durante una fiesta en casa de Simón el fariseo. Uno de los aspectos de la novedad de la Buena Nueva de Jesús es la sorprendente actitud de Jesús hacia las mujeres. En la época del Nuevo Testamento, las mujeres vivían marginadas. En la Sinagoga no podían participar de la vida pública y no podían ser deponentes. Sin embargo, muchas mujeres se resistieron a esta exclusión.

Desde la época de Esdras, la marginación de las mujeres había ido en aumento por parte de la autoridad religiosa (Esdras 9: 1 ‪a 10:44‬), y también aumentó la resistencia de las mujeres contra su exclusión, como podemos ver en los relatos. de Judith, Esther, Ruth, Noemi, Suzanne y otras. Esta resistencia encontró eco y aceptación en Jesús. En el episodio de la mujer con el perfume surge la inconformidad y la resistencia de las mujeres en la vida de cada día y la acogida de Jesús.

Por un momento, imagine la escena de Jesús acostado de costado en la mesa, ya que el texto nos dice que la mujer estaba parada detrás de él a sus pies. Ella estaba llorando; sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús. Los secó con su cabello, los besó y los ungió con ungüento. ¡Comportamiento impactante! Pero lo que sorprendió aún más a la gente fue la reacción del rabino de Nazaret. No retrocedió horrorizado, aunque era una grave violación de la etiqueta que una mujer saludara a un hombre extraño en público, incluso que hablara con él. Tocar a un hombre era mucho peor, y tocarlo de esta manera tan íntima era simplemente impensable.

¿Por qué la mujer se sometió a todo esto? Seguramente, ella sabía que su aparición escandalizaría al anfitrión y a sus invitados. No solo corría el riesgo de ser expulsada de la casa o posiblemente arrestada, sino que arriesgó lo único que la habría aplastado por completo: el rechazo de Jesús. Estaba acostumbrada a las burlas de los fariseos y de los demás. Ella podría manejar eso. Pero ¿podría haber hecho frente a que Jesús se alejara de ella?

Me pregunto si esta mujer que lavó los pies de Jesús lo haya visto mostrar amor a las personas "desagradables" que lo rodean. Puede ser que este amor la abriera, por primera vez, a la posibilidad de perdonarse a sí misma. Eso la hizo arriesgarlo todo. Entonces, Jesús dice de ella: "Sus muchos pecados le han sido perdonados, porque amó mucho". Pero ese no fue el final. Jesús le dijo a la mujer: “Tu fe te ha salvado; ve en paz." Esa palabra de bendición también es posible para cada un@ de nosotr@s. Escúchalo de nuevo cuando te acerques a la mesa. “Tu fe te ha salvado; ve en paz."

Hoy quiero que recuerden esto: El tipo de persona que Jesús da la bienvenida es alguien que tiene conciencia de sí mism@ en lugar de justicia propia (Lucas 7: 39-43). Cuanto más nos damos cuenta de la profundidad de nuestro pecado, más crecemos en Cristo. Y la clase de persona que Jesús da la bienvenida es aquella que lo ama en agradecimiento por su perdón (Lucas 7: 44-50).

Bendiciones

Padre Luis +