Hay que tener ánimo y levantar la cabeza

Buenos días, feliz jueves y muchas bendiciones. 

En el Evangelio de hoy (Lucas 21: 20-28) tenemos la continuación del Discurso Apocalíptico que da dos signos, el séptimo y el octavo, que deberían tener lugar antes del fin de los tiempos o mejor antes de la llegada del fin de este mundo en orden para dar lugar al mundo nuevo, a los “cielos nuevos y la tierra nueva” (Isaías 65, 17). La séptima señal es la destrucción de Jerusalén y la octava es la destrucción de la vieja creación.

Para l@s discípul@s y seguidor@s leales de Jesús, este evangelio nos dice que es el momento de “ponerse en pie y levantar la cabeza, porque tu redención está cerca”. Como vimos en el Evangelio de ayer, los sufrimientos y las tribulaciones son parte integral de vivir la vida cristiana en plenitud.

Pero para aquell@s que han tratado de vivir la visión y los valores del Evangelio, para aquell@s que han tratado de buscar y encontrar a Jesús en todas las personas y acontecimientos de su vida, que han pasado horas con él en un diálogo íntimo, es el tiempo de su liberación final. Es un tiempo en el que no habrá más dolores, no más lágrimas, no más dificultades, no más desilusiones. Más bien, estarán entrando en un tiempo ininterrumpido de amor e intimidad, de libertad y paz, de alegría y consuelo.

La destrucción de Jerusalén por parte de los romanos ya había tenido lugar cuando se escribió el evangelio de Lucas, sin embargo, estas palabras todavía suenan ciertas incluso para nosotr@s, dos mil años después. Persecución de las comunidades, destrucción de Jerusalén. Falta de esperanza. Ante los acontecimientos que hoy hacen sufrir a la gente, ¿me desespero?

Día tras día, en estos pasajes del Evangelio, Jesús habla con sus discípul@s, preparándoles contra desastres. Si estuviera predicando ahora hablaría de la bomba atómica, desastres nucleares y ecológicos, ataques terroristas. 'No te desanimes', nos dice, 'Dios todavía dirige la historia humana y sacará el bien de ella: tu redención.' Hoy oro: 'Jesús, cuando el mal y el sufrimiento del mundo me tienten a perder la fe que me calmen las palabras de santo Tomás de Aquino. Él escribe que Dios es tan poderoso y bueno que no permitiría el mal en ninguna de sus obras a menos que pudiera sacar el bien de ellas. "

Veamos por un momento lo que estamos celebrando hoy. El Día de Acción de Gracias es una tradición popular en los Estados Unidos, que se caracteriza por agradecer a Dios por todas las bendiciones que le ha dado a la gente de este país. La celebración del Día de Acción de Gracias tiene varios orígenes y versiones. Sin embargo, la historia más popular se remonta al año 1620, cuando 100 colon@s ingleses desembarcaron en el barco Mayflower en Plymouth, Massachusetts, huyendo de la pobreza en Inglaterra.

Llegaron a estas tierras y por medio del Destino Manifiesto declararon que Dios les había dado esta tierra, por lo tanto, fueron parte de expropiar, desalojar, encarcelar, masacrar y deshumanizar a quienes vivían en paz y armonía en estas tierras. En otras palabras, este es el comienzo de cómo los pueblos nativos, pueblos originarios, fueron masacrados y colonizados en nombre de la "civilización" y el "cristianismo". Estos pueblos vivieron el apocalipsis que hoy anuncia este evangelio.

Por esta razón, más allá de celebrar en la ignorancia, este es un día para celebrar en arrepentimiento. Podemos llamarlo día de liberación porque rescatamos la memoria histórica de lo sucedido. Por eso, mientras preparamos nuestros pavos, o pollos, o lo que sea que comamos, recordemos a nuestras hermanas y hermanos de los pueblos indígenas que aún viven esperando que les devuelvan sus tierras y sean aceptad@s como ciudadan@s de primera.

Hoy encomendamos a Dios en oración a los miles que viven en la desolación y los presagios, víctimas de la guerra y el hambre. Dios, en tu reino mira con lástima al pueblo sufriente de Cuba y Venezuela a quienes un bloqueo inhumano e ilegal se le impuesto por el gobierno de Estados Unidos y otros lugares de miseria, incluyendo mi patria Puerto Rico quien vive bajo el yugo del colonialismo.  Para muchas personas ya sean musulmanes o cristianas, somos su único refugio seguro. Hoy les invito a que le pregunten a Dios sobre nuestra responsabilidad de cambiar estas injusticias. Comencemos a traer el cielo aquí en la tierra este "Día de Acción de Gracias". Hay que ponernos en pie y levantar la cabeza, porque nuestra redención está cerca.

Bendiciones

Padre Luis +