Buscando a Jesús por razones equivocadas

Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.

En el evangelio de hoy (Juan 6: 22-29) Jesús castiga a las multitudes por buscarlo por razones equivocadas: habían tratado de hacerlo rey, ahora lo seguían porque era una especie de celebridad, capaz de alimentar a miles con unos pedazos de pan. Nuestro mundo se impresiona con demasiada facilidad por el culto a todo tipo de celebridades, y pido sabiduría para ser consciente de la motivación de mis decisiones. ¿Estoy realmente buscando lo que perdura en mis relaciones, o solo busco lo que es frívolo pero que pronto perecerá?

Las multitudes siguen a Jesús, no porque hayan comprendido el significado de la multiplicación de los panes y los peces, sino porque se han saciado. No tenían la Fe que él exige porque no vieron más allá de la señal y, por lo tanto, no comprendieron el significado del milagro.

¿Puedes identificarte con la actitud de quienes siguieron a Jesús a través del lago en su deseo de "ver señales"? Poniéndote en escena, ¿cómo crees que podrías haber reaccionado?

Noto la energía de las multitudes: hacen todo lo posible para encontrar a Jesús. ¿Hago un esfuerzo similar para conocerlo? ¿Le doy tiempo de calidad a mi oración? A menudo, me siento a orar y simplemente espero que suceda algo. Pero él está allí antes que yo, así que me permite relacionarme con él, conversar con él, pedirle consejos y ayuda.

La multitud busca a Jesús donde estaba el día anterior, pero él ha seguido adelante: así que, cada día debo tratar de encontrarme con él donde está. Ojalá pueda notar día a día la inquietante frescura del Señor.

Hay mucha actividad en la orilla del lago: los barcos van y vienen, la gente busca a Jesús, se pregunta dónde podría estar y partieron a buscarlo. Pero de alguna manera, incluso cuando lo encuentran, Jesús los esquiva. No les da mucha satisfacción o alivio al ponerse al día con él, pero los llama a cuestionar lo que hay en sus corazones. Nuestra oración nos enseña algo como esto: nunca capturaremos a Jesús ni lo inmovilicemos; comprometerse con Jesús nos ayuda a ver lo que realmente hay en nuestro corazón; nuestra primera llamada no es hacer, sino creer.

La multitud hace una pregunta simple y profunda: "¿Qué debemos hacer?" Esta es también mi pregunta. Jesús les dice que solo deben creer en él. "Creer" significa que me entrego a él y a su mensaje de verdad y amor.

Definitivamente, la multitud vuelve a tener hambre y persigue a Jesús: creen que él satisfará sus necesidades. Intenta profundizar su frágil fe en sí mismo. La comida para el cuerpo es necesaria, pero la comida de la vida eterna satisface una necesidad más profunda.

Hoy reflexiono diciendo: Jesús, yo puedo ser como la multitud, buscando solo satisfacer mis apetitos inmediatos. Perdona las veces que te he utilizado para servir a mis intereses. Recuérdame que el sello de Dios está impreso dentro de mí. Deja que esta verdad alimente mi espíritu hambriento.

Bendiciones

Padre Luis +