Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.
Las ovejas no seguirán a una persona extraña, sino que huirán de alguien cuya voz no reconocen
Lectura: El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las sacas del redil. Juan 10:3.
Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.
El enfoque del Evangelio de hoy (Juan 10: 1-10) está en Jesús como la puerta o puerta del redil. Es cierto que la imagen de Jesús como pastor constituye una comparación mucho más natural que comparar a Jesús con una puerta. ¿Y cómo puede Jesús ser ambos al mismo tiempo? Estas dos imágenes son parte de una metáfora extendida y rica en capas que habla de ovejas, pastor/a, puerta, porter@, extraños, ladron@s, bandid@s y lob@s. Tod@s est@s, excepto l@s lob@s, se introducen en los primeros diez versículos, y todos los elementos de esta metáfora extendida contribuyen a comprender quién es Jesús y quiénes somos nosotr@s en relación con él.
Jesús comienza describiendo quién no es. Los que se suben al redil de manera oculta son ladron@s y bandid@s que no se preocupan por las ovejas sino solo por su propio beneficio (10: 1). Por el contrario, el pastor entra al redil abiertamente, por medio de la puerta (10: 2). Es reconocido inmediatamente tanto por el portero o portera, que le abre la puerta, como por las ovejas, que conocen su voz (10: 3). Cuando llama a sus ovejas por su nombre, ellas lo siguen y él las conduce al pasto (10: 4). Las ovejas no seguirán a una persona extraña, sino que huirán de alguien cuya voz no reconocen (10: 5).
En lugar de cambiar de táctica, Jesús "dobla" esta figura retórica, diciéndoles: "En verdad les digo que yo soy la puerta de las ovejas" (10: 7). Él describe a todos los que vinieron antes que él como ladrones y bandidos a quienes las ovejas no escucharon (10: 8). Nuevamente, Jesús dice: “Yo soy la puerta”, y luego agrega: “Quien entre por mí, será salv@; entrará y saldrá y hallará pastos” (10: 9). Mientras que “el ladrón, o ladrona, sólo viene para robar, matar y destruir”, Jesús dice: “Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia” (10:10).
La función de la puerta es mantener juntas a las ovejas en el redil durante la noche, a salvo de ladron@s y depredador@s. Durante el día, la puerta se abre para que las ovejas puedan salir, siguiendo a su pastor/a, a buscar pastos. La puerta y el pastor, o pastora, trabajan juntos para el bienestar de las ovejas, para que el rebaño prospere. Jesús es puerta y pastor al mismo tiempo; Él guarda y protege a sus ovejas del peligro, y les provee de alimento, de su vida en abundancia.
Aunque no existe una correspondencia uno a uno entre los elementos de la metáfora y la narrativa que sigue, es difícil pasar por alto ciertas asociaciones. Se supone que los fariseos que han interrogado al ciego en Juan 9 son los pastores de Israel, los que cuidan, protegen y nutren a la gente. En cambio, expulsan al ciego sanado de su comunidad, negándose a creer que Jesús y su obra sanadora vienen de Dios. Están más preocupados por proteger su poder y autoridad que por el bienestar de la gente.
Otra dirección para la reflexión sobre este texto podría ser preguntar: ¿Qué significa para nosotr@s, como seguidor@s de Jesús hoy, en nuestro contexto, estar protegid@s por la puerta y el pastor, ser “salv@s”, tener vida en abundancia? ¿Reconocemos la voz del buen pastor sobre todas las demás voces que prometen abundancia?
Bendiciones
Padre Luis +
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