Hoy Jesús nos llama como llamó a sus primeros apóstoles.

 
Lectura: Mientras Jesús caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés que echaban la red en el lago, porque eran pescadores. “Ven, sígueme”, dijo Jesús, “y te enviaré a pescar personas”. Enseguida dejaron sus redes y lo siguieron. Marcos 1:16-18.
 
Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El escenario del Evangelio de hoy (Marcos 1: 14-20) tiene lugar inmediatamente después del arresto de Juan. Jesús está en Galilea proclamando el Evangelio. Anuncia al pueblo que el Reino de Dios está cerca. Él predica el arrepentimiento a la gente.
 
El Evangelio de Marcos está escrito para responder a dos preguntas: "¿Quién es Jesús?" y "¿Cómo deben ser l@s discípul@s de Jesús?" El Evangelio de ayer es una respuesta a la primera pregunta, con el hecho adicional de que Jesús proclama la Buena Nueva de Dios. --no cualquier buena noticia, sino la buena noticia de Dios para el mundo. Hoy recibimos el comienzo de una respuesta a la segunda: cualquiera puede ser un o una discípula; los dones espectaculares o la educación no son requisitos para ser elegible. Lo que importa es la disponibilidad y la voluntad de seguir a donde Jesús nos lleve. El discipulado también implica un cambio en nuestros valores hasta que estén a la altura de los valores de Jesús.
 
¿Qué había en este pueblo de Jesús que atrajo a estos trabajadores pescadores a dejar su sustento, sus familias y sus hogares para seguir a Jesús de inmediato? ¿Fue su carisma? ¿Era el mensaje que estaba predicando? ¿O fue una llamada desde lo más profundo?
 
Hay personas del Reino en todas partes, es decir, personas que basan su vida en el amor y la justicia, en la paz y la libertad, que pertenecen a muchas religiones. Son gente del Reino porque sus vidas reflejan el espíritu de Dios.
 
Además, Juan el Bautista, debido a su arresto, ya no está en el ministerio activo. Su deseo de que Jesús, en lugar de él, sea el centro del escenario ahora se cumple (por imprevistas y desafortunadas que sean las circunstancias). Note cuán consciente es Jesús de la continuidad entre él y Juan. Su predicación comienza precisamente donde la dejó Juan: “El reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en la buena nueva”.
 
Una persona cristiana es una persona que tiene una relación personal con Jesús. La invitación a Pedro, Andrés, Santiago y Juan es una invitación a esa relación. “Sígueme”: estar conmigo, conocerme, disfrutar de mi amistad. Pero también, compartir mi misión. “Os haré pescar personas”: enseñaréis y predicaréis, curaréis y serviréis como yo. ¡Qué responsabilidad! Pero también, qué privilegio.
 
Hoy Jesús nos llama, así como llamó a sus primeros apóstoles. ¿Cuál será nuestra respuesta? ¿Le diremos a Jesús que “ahora” no es un buen momento? ¿Le daremos todas las razones por las que no podemos atenderlo y seguirlo? ¿O pondremos nuestra esperanza y confianza en Jesús como lo hicieron estos primeros discípulos? ¿Lo seguiremos ansiosamente? ¡Oro para que lo hagamos!
 
Bendiciones,
 
Luis+