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Si nuestro servicio o ayuda a los demás fluye de nuestro amor y nuestro deseo de ayudarlos, ¡Dios también está allí!

Lectura: No es así contigo. Al contrario, el que quiera llegar a ser grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero será vuestro esclavo. Mateo 20:26-27.
 
Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones mi querida familia.
 
La lectura del Evangelio de hoy (Mateo 20:17-28) es bastante edificante. Jesús y l@s discípul@s suben a Jerusalén y Jesús quiere prepararl@s para lo que les espera a él y a ell@s. Advierte a sus discípul@s que será entregado a los escribas y principales sacerdotes. ¡No solo eso, sino que Jesús también les dice que será condenado a muerte, burlado, azotado y crucificado! ¿Te imaginas la respuesta de l@s discípul@s a las palabras de Jesús? ¿Estaban asustad@s por Jesús y quizás también por ell@s mism@s? ¡Entonces Jesús les dice que resucitará al tercer día! ¿Qué deben hacer l@s discípul@s con esa declaración?
 
Luego, el enfoque del Evangelio cambia cuando la madre de los hijos de Zebedeo se acerca a Jesús. Ella tiene un favor que desea, y Jesús le pregunta qué quiere. La mujer es audaz tanto en su comportamiento como en su pedido. La mujer le dijo a Jesús que quiere que sus hijos se sienten con Jesús en su reino, uno a su derecha y el otro a su izquierda.
 
Los otros apóstoles también estuvieron con Jesús durante este encuentro. ¿Cómo crees que reaccionaron los demás apóstoles ante el pedido de esta madre? Después de todo, ¿qué hizo que sus hijos fueran tan especiales? ¿Qué hay de ellos? Varios de ellos habían estado con Jesús más tiempo que sus hijos. Inicialmente Jesús no responde directamente a su pregunta. Más bien, habla del difícil camino que tenía por delante. Luego le dice a la mujer que no le corresponde nombrar a las personas que estarían a su derecha ya su izquierda. Será Dios quien tomará esa decisión.
 
Cuando l@s otr@s discípul@s oyeron esta petición, se enojaron e indignaron por la forma en que la esposa de Zebedeo había pedido en favor de sus hijos. Jesús aprovechó esta ocasión para enseñar a sus discípul@s. Él los llama a tod@s junt@s y les dice que no se enseñoreen de su llamado y autoridad sobre nadie. Más bien, su enfoque principal debe ser servirse un@s a otr@s y a las personas a las que estarán ministrando. Jesús quería que tuvieran la motivación correcta para su ministerio. No se trataba de poder y aclamación. Su ministerio era predicar Su palabra y servir a la gente.
 
Las motivaciones pueden ser engañosas. Podemos engañarnos a nosotr@s mism@s creyendo que estamos haciendo algo bueno por l@s demás, cuando la realidad es que también podemos recibir una recompensa. Puede ser simplemente una palabra de agradecimiento o recibir un favor a cambio, o simplemente podemos sentirnos justo@s y bien por lo bien que servimos a l@s demás.
 
Con suerte, nuestro servicio fluye simplemente de nuestro deseo de cuidar y ayudar a l@s demás. El verdadero servicio no se trata de poder o aclamación. Si nuestro servicio o ayuda a los demás fluye de nuestro amor y nuestro deseo de ayudarl@s, ¡Dios también está ahí! ¿Qué elegiremos hoy? Amar es estar llamad@ a ir más allá de mí mism@ y de mis necesidades por l@s demás. Jesús vino entre nosotr@s para enseñarnos a vivir una vida plenamente humana. Amó a l@s suy@s hasta el final. ¿Alguna vez has experimentado ese “ir más allá” de ti mismo para las demás personas? Habla con Jesús sobre esta experiencia.
 
Bendiciones,
 
Luis+

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Miércoles, Marzo 16, 2022 - 15:15

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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