¿Cuántas veces anteponemos nuestras propias agendas a las de Dios?

 
Lectura: Otro discípulo le dijo: “Señor, primero déjame ir y enterrar a mi padre”. Pero Jesús le dijo: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos”. Mateo 8:21-22.
 
Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El pasaje del evangelio de hoy (Mateo 8:18-22) de Mateo es muy similar a la lectura del evangelio que escuchamos ayer de Lucas. Una vez más, la gente parece muy entusiasmada en seguir a Jesús “dondequiera que vaya”, pero ponen condiciones a su discipulado. La segunda persona, en particular, pone límites sobre cuándo seguirá a Jesús. Le dice a Jesús: “Señor, déjame ir primero y enterrar a mi padre”. Jesús responde: “Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos”.
 
La respuesta de Jesús al deseo del hombre de enterrar a su padre puede parecer bastante dura. ¿Fue Jesús tan insensible que no permitió que un hijo enterrara a su padre? Yo creo que no. Con toda probabilidad, el padre del hombre aún no había muerto. Parece que el hombre quería ocuparse de sus propios asuntos y tenía dudas sobre seguir a Jesús. En lugar de decirle a Jesús que quería seguirlo pero que se sentía un poco nervioso por eso, dijo que tenía otros asuntos que tenía que atender.
 
El discipulado requiere fe, confianza y compromiso extraordinarios. ¿Cuál es la calidad de mi compromiso personal con el Señor y su evangelio? Señor Jesús, gracias por contarme hoy entre tus discípulos. Concédeme todo lo que necesito para seguirte de cerca y fielmente.
 
Jesús está dejando muy claro que el seguimiento de sí mismo y de su causa está a años luz de, por ejemplo, el aprendizaje o el discipulado de un grupo como los fariseos; el último camino de la vida podría ascender a poco más que un nicho cuasi-profesional en la sociedad como maestro de la Ley.
 
El seguimiento de Jesús y sus enseñanzas, por el contrario, puede atraer fácilmente la oposición de l@s discípul@s, lo que hace que se los considere perturbadores y perturbadores de la paz, e incluso como objetivos, si es necesario, para eliminarlos por medios violentos. Sus discípul@s, advirtió Jesús, deben estar list@s, como él mismo, para que les carguen la cruz (o el madero de ejecución) sobre sus hombros.
 
¿Cuántas veces anteponemos nuestras propias agendas a las de Dios? ¿Qué nos impide seguir a Jesús de todo corazón? Es fácil hacer una lista de todas las cosas que tenemos que hacer. ¿Ponemos la oración en la parte superior de la lista?
 
Hoy l@s invito a pasar de 15 a 30 minutos en oración. Puede encontrar un lugar para sentarse en silencio, o puede caminar y orar, o rezar mientras hace una obra de arte. Hagas lo que hagas y ores como ores, tómate un tiempo para escuchar el llamado de Dios. ¿A qué te está llamando Dios? Mientras pasa algún tiempo en oración, pide la gracia de responder al llamado de Dios de todo corazón y sin reservas.
 
Bendiciones,
 
Luis+