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Jesús no permitió que las críticas y la incredulidad de los fariseos hacia Él lo disuadieran de su misión.

 
Lectura: Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando la buena nueva del reino y sanando toda enfermedad y dolencia. Mateo 9: 35.
 
Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El Evangelio de hoy (Mateo 9:32-38) comienza cuando varias personas le llevan a Jesús a un hombre que no podía hablar porque estaba poseído por un demonio. Jesús se acercó al hombre y expulsó de él al demonio. Inmediatamente, el habla del hombre fue completamente restaurada. ¡Las multitudes que fueron testigos de esta curación estaban asombradas y atónitas! Se miraron un@s a otr@s y dijeron: “Nada como esto se ha visto nunca en Israel”.
 
Los fariseos también estaban entre la multitud. Después de ver a Jesús sanar al hombre, no se asombraron; más bien hicieron comentarios despectivos y arrogantes. Acusaron a Jesús de expulsar a los demonios por el poder del príncipe de los demonios.
 
Jesús no permitió que las críticas y la incredulidad de los fariseos hacia Él lo disuadieran de su misión. Jesús viajó por el campo, predicando en las sinagogas, proclamando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Jesús tenía un corazón tierno y amoroso; Era sensible a cada persona que estaba en necesidad. Mateo escribe: “Su corazón se conmovió con compasión por ell@s mientras estaban atribulad@s y abandonad@s. Eran como ovejas que no tenían pastor que las cuidara”.
 
Jesús se dio cuenta de cuán profundamente la gente estaba en necesidad. Pasado un tiempo, Jesús miró a sus discípul@s y les dijo: “La mies es mucha, pero l@s obrer@s poc@s. Pídele al amo de la mies que envíe obrer@s a su mies. Hoy somos discípul@s de Jesús en nuestro mundo y hoy Jesús mira a cada un@ de nosotr@s y nos dice: “La mies es mucha, pero l@s obrer@s poc@s”.
 
Nos duele y nos choca que la reacción al milagro de Jesús fue acusarlo de haberlo hecho por el poder de los demonios. Nos preguntamos cuán duro puede volverse el corazón humano, incapaz o no dispuesto a ver lo que es tan obvio.
 
Qué consolador leer que Jesús tuvo compasión de las multitudes, que eran como ovejas sin pastor. Fue mucho más que un sentimiento, pues lo vemos recorriendo las ciudades y aldeas, predicando las buenas nuevas y sanando a l@s enferm@s. Después de dos mil años, todavía parecemos ovejas sin pastor, y veo a Jesús conmovido por nuestra situación. Pido compasión por nuestro mundo y me pregunto qué puedo hacer para traer sanación y buenas noticias a mi pequeño mundo.
 
Hoy y todos los días, Jesús nos está llamando a salir y cuidar a las personas que están en necesidad: personas que están llenas de tristeza, dolor o soledad. ¿Cómo responderemos al llamado de Jesús? ¿Lo seguiremos, o lo ignoraremos o lo descartaremos cuando nos llame?
 
Bendiciones,
 
Luis+

Date news: 
Martes, Julio 5, 2022 - 10:15

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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