Jesús siempre nos recibe

Lectura: Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. Juan 6:35.

Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones.

En el evangelio de hoy (Juan 6: 35-40) Jesús deja en claro que el pan que está dando es su palabra, la cual, si es aceptada, satisfará. Pasando de lo metafórico, Jesús explica lo que significa creer en él y cuáles son las consecuencias de tal creencia. El evangelio puede respaldar nuestra oración. Nos ofrece la seguridad de Cristo de que nos resucitará a tod@s en el último día porque esa es la voluntad de su Padre / Madre.

Es la voluntad de Dios que nada se pierda; que vea todo lo bueno como un regalo de Dios y una invitación a abrazar la vida que Dios ofrece. ¡Se le ofrece tanto a Dios cada día! Oro para que todas las personas bendecidas se den cuenta de que su identidad y su destino están en Dios.

Para las personas cristianas, quienes murieron no se han ido de nuestras vidas para siempre; continúan existiendo y siendo parte de nuestra comunidad. Algun@s disfrutan de la plenitud de la vida con Cristo en el cielo; otr@s esperan ese disfrute en un estado que los católicos llaman purgatorio. Oramos hoy para que su espera sea breve.

El evangelio puede respaldar nuestra oración. Nos ofrece la seguridad de Cristo de que nos resucitará a tod@s en el último día porque esa es la voluntad de Dios. Jesús busca atraer a quienes lo escucharon a una relación profunda. Les pide que crean en sus maravillosas promesas sobre la vida eterna. Jesús, me invitas a participar de una vida indestructible. Debo compartir la vida misma de Dios. Este intercambio ya ha comenzado. Que mi vida y mi oración atestigüen que pertenezco a donde tú estás. Tráeme a mí, y a tod@s l@s demás, a casa contigo.

En la vida de Jesús de completa obediencia a Dios reconocemos nuestro propio llamado y nuestra verdadera identidad como seres humanos. Ha venido para atraer a cada un@ de nosotr@s a Dios. Todo lo que dice y hace es para este propósito. Él nunca nos aleja. Le pido a Jesús que me ayude a ser como él era: no egoísta en algún proyecto personal, sino haciendo la voluntad de Dios. Puede ser que en mi oración reconozca lo que es perdurable, lo que está en el corazón de la vida. Puedo vislumbrar lo que significa vivir en la vida eterna, viendo mi experiencia del Espíritu de Dios como la herencia que se me ha prometido.

En este día puedo optar por traer ante Jesús a alguna persona o personas que ya han fallecido, y orar por ell@s. En agradecimiento por todo lo que he recibido de ell@s, o pidiendo perdón por mis errores al lidiar con ell@s, o pidiendo la misericordia de Dios para ell@s. Encuentro un consuelo especial en las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy: "Cualquiera que venga a mí, no lo alejaré jamás".

Bendiciones

Padre Luis +