Como la mujer del evangelio, vengo ante Jesús trayendo a otras personas en mi oración

 
Lectura: Y he aquí una mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada del demonio. Mateo 15:22a.
 
Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones mi querida familia.
 
En el Evangelio de hoy (Mateo 15:21-28) experimentamos un lado de Jesús que no esperábamos. Jesús y sus discípul@s se retiraron a la región de Tiro y Sidón. Mientras caminaban, una mujer cananea se acercó a Jesús. Ella lo llamó, rogándole a Jesús: “¡Jesús, Hijo de David, ¡ten piedad de mí! ¡Mi hija está poseída y el demonio la está atormentando!” Sin embargo, Jesús ni siquiera reconoció su presencia o su súplica.
 
La mujer no se dio por vencida. Ella continuó llamando a Jesús. Finalmente, sus discípul@s fueron a Jesús y le dijeron que despidiera a la mujer. La respuesta de Jesús a ell@s fue cortante. Él dijo: “Solo fui enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.
 
Como la mujer en el evangelio, vengo ante Jesús trayendo a otras personas en mi oración. Mientras oro por aquell@s a quienes amo, aprecio su bondad y pido bendiciones para ell@s. Vuelvo a pensar en cómo son bendiciones para mí y doy gracias.
 
La mujer insistió. Ella le rindió homenaje y dijo: “Señor, ayúdame”. Jesús se negó. Le dijo a la mujer que no podía tomar comida de los hijos de Israel y “echársela a los perros” (porque los gentiles típicamente eran llamados “perros” porque adoraban ídolos). Sin embargo, la mujer estaba decidida. Ella le dijo a Jesús: “Hasta los perros comen las sobras que caen de la mesa del amo”. Ella le rogó que le arrojara unas cuantas sobras a su amada hija. Jesús estaba asombrado de su fe, su persistencia y su profundo amor por su hija. Entonces Jesús le dice: “Que se haga contigo como quieres”. ¡Inmediatamente, su hija fue sanada!
 
En la tradición preservada para nosotr@s en las Escrituras, Jesús se nos presenta como un discutidor formidable, pero en este caso la mujer cananea gana cómodamente el punto de debate. Jesús alaba a la mujer por su fe, pero ¿cuál era su fe? ¿Qué creía ella acerca de Jesús? A un@ le encantaría conocer su historia posterior. ¿Este acto de Jesús marcó un punto de inflexión en su vida? No sabemos.
 
De alguna manera esta mujer pagana puede darnos una lección sobre la oración. No siempre estamos content@s con nuestra suerte o la suerte de l@s demás, y debemos expresar nuestros verdaderos sentimientos a Cristo, no solo nuestros sentimientos purificados. Jesús escucha mi oración.
 
¿Cuáles son las sobras que deseas de la mesa de Jesús? ¿Qué tan persistente eres con Jesús? Que hoy seamos tan persistentes con Jesús como lo fue esta madre. ¡Confiemos en que Jesús no nos defraudará!
 
Bendiciones,
 
Luis+