Salmo 121

Anoche, un amigo me hizo la siguiente pregunta: ¿de dónde viene tu ayuda cuando las cosas salen mal? Inmediatamente me vino a la mente el Salmo 121 (versículos 1-2):  Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra. Le dije a mi amigo que en mi relación con Dios he entendido varias cosas. Una es que Dios no me dio los problemas. Otro es que los problemas, especialmente los personales, a veces surgen de decisiones estúpidas que tomamos; Por lo tanto, ahora estamos viviendo las consecuencias. Otra fuente de los problemas es que hay personas malas y se la pasan hastiándole la vida a otras personas. En un análisis social más colectivo, podemos decir que pueden surgir problemas porque creamos relaciones de explotación, desigualdad e injusticia. También le dije a mi amigo que no soy de los que creen que las cosas tuvieron que suceder por alguna razón, mucho menos que Dios me esté probando. Hay muchas cosas que no deberían suceder, y Dios es amor.

En resumen, la mayoría de las veces no tenemos idea de dónde vienen nuestros problemas personales. Tal vez tratamos de resolverlos sistemáticamente, tal vez recurrimos a otros en busca de ayuda, o tal vez simplemente huimos de ellos. Por esta razón, tengo la costumbre de buscar primero la fuerza en Dios antes de salir a buscar soluciones a mis problemas. Cuando volvemos al Salmo 121, nos damos cuenta de que Dios es más grande que nuestros problemas y que nuestra ayuda proviene de Él (o Ella), Creador del cielo y la tierra. Al menos a mí me funciona. ¿Por qué no lo intentas?

Bendiciones

Padre Luis