La traición

Muy buenos días, feliz Martes Santo y bendiciones mi querida.

El Evangelio para el día de hoy (San Juan (13,21-33.36-38) nos habla sobre la experiencia de la última cena en donde Jesús vive tres experiencias increíbles. Primeramente, dos de sus discípulos, Pedro y Judas, que están sentados a la mesa con él lo van a traicionar.

La traición es aquella falta que quebranta la lealtad o fidelidad que se debería guardar hacia alguien o algo. A mi juicio no existe nada más doloroso para el alma que la traición. Y más doloroso cuando viene de las personas que queremos y confiamos. A veces nos decepcionamos, e incluso nosotr@s decepcionamos a alguien con nuestro comportamiento.

Yo me pregunto; ¿cómo se estaría sintiendo Jesús en ese momento? Judas, enzarzado en su propio plan, que no le deja ver más allá y le empuja como un autómata a llevarlo a cabo Y Pedro, el bueno de Pedro, tan centrado en sí mismo y en sus propias fuerzas y fervores que no escucha lo que está viviendo Jesús. Solo le preocupa dejar claro que él sí estará a la altura. Definitivamente esta fue una experiencia muy amarga para Jesús con estos dos discípulos que de alguna manera traicionaron el proyecto de liberación salvífica.  

Pero por otro lado está Juan, el llamado discípulo amado recostado en Jesús, tranquilo en su posición privilegiada y amable, ajeno a la gravedad de lo que se venía encima. Definitivamente Jesús sabia muy bien lo que venía y que sería arrestado, torturado y asesinado. La pregunta es, ¿cómo se estaba sintiendo en ese momento? Me da la impresión de que Juan de alguna manera notó el como Jesús se estaba sintiendo y ese fue el momento en que comenzó a actuar completamente diferente a Judas y a Pedro. Se acercó y lo abrazó. En otras palabras, Juan actuó de una manera amorosa y buscó consolar a Jesús. Mientras estamos en un agujero oscuro de traición, depresión o ansiedad, no vemos luz. Lo último que quieres hacer es decirle a otra persona que tiene dolor que no hay necesidad de sentirse de esa manera.

Juan sabía que el primer paso para ayudar a alguien es eliminar el juicio y las críticas. Hay que buscar una manera que la otra persona sepa que es amada. Y esto fue lo que Juan hizo con Jesús. Lo reafirmó con su amor recostándose en su pecho.

Por desgracia con todo este asunto de Coronavirus los acercamientos físicos están prohibidos. La pandemia funciona como un ladrón que nos arrebata las conexiones que alimentan la pasión, la satisfacción, la pertenencia y todas las demás variaciones del amor. Pero eso no significa que yo no pueda encontrara otras maneras de reafirmar o confortar a alguien en necesidad o que yo le demuestre que le amo tal y como Juan hizo con Jesús. El canta-autor español Alejandro Sanz nos dice: Cuando hay verdadero amor no hay distancia. Por lo tanto, solo busquemos maneras de demostrarlo y maneras creativas de acercarnos.

Y recuerda, los abrazos y los besos volverán. No perdamos la fe. Nos comprometemos a la distancia física y a la solidaridad social.

Bendiciones,