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Esperanza para la humanidad

 

 

Buenos días, feliz jueves, Feliz Año Nuevo, y muchas bendiciones.

 

Los cuatro evangelios nos dan historias sobre los orígenes de Jesús. En el evangelio de Marcos, Jesús aparece como un hombre adulto, listo para ser comisionado para actuar al ser bautizado en el río Jordán. En los evangelios de Mateo y Lucas, escuchamos historias de anuncios de ángeles y el nacimiento de Jesús, una extraordinaria venida de Dios como un bebé diminuto y vulnerable.

 

En el Evangelio de hoy, Juan 1: 1-18, se remonta aún más en el tiempo, hasta el principio mismo, no solo de Jesús, sino de toda la creación. No es casualidad que este pasaje se parezca tanto a los primeros versículos del Génesis: al principio, cuando Dios creó los cielos y la tierra, la tierra era un vacío sin forma y la oscuridad cubría la faz del abismo ... Entonces Dios dijo: haya luz”; y hubo luz [Génesis 1: 1-3]. Juan quiere que hagamos esta conexión. Deliberadamente se propone evocar nuestro recuerdo de esta historia.

 

La historia de Jesús no es solo la historia de un hombre. La historia de Jesús no es solo la historia de una familia, o incluso de un bebé. La historia de Jesús es la historia de Dios: de los actos amorosos de la creación de Dios. En y a través de la venida de Jesús, Dios está creando de nuevo algo nuevo, una nueva realidad. La historia de Jesús es una historia tan fundamental como la oscuridad y la luz. Es tan elemental como girar el planeta, alejarse del sol y luego regresar.

 

Juan nos muestra que la creación no es un evento del pasado, sino la vida continua de Dios con su pueblo. Lo que hace este Evangelio es elevar la historia del nacimiento de Cristo al nivel de símbolo y mirar el significado teológico detrás de la Encarnación, el hacerse humano, de Jesús.

 

Esa es la verdad de la Navidad para nosotr@s. También es la verdad navideña para la persona que vive al lado, para aquell@s a quienes amamos, para aquell@s que son como nosotr@s y para aquell@s que son diferentes, para la o el extraño y para nuestros enemig@s. “Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotr@s”.

 

Entonces, ¿por qué celebramos la Navidad? Es más que el nacimiento de Jesús. Es una celebración de Dios con nosotr@s: ¡Emmanuel! Es la comprensión de que el amor y la fidelidad de Dios moran entre nosotr@s. Es una señal de que debemos llevar ese amor y fidelidad a l@s demás. Como el Bautista, nosotr@s también debemos dar testimonio de la Palabra viva y que respira de Dios.

 

Seamos realistas, este año ha sido estresante. Como líderes, fuimos puest@s a prueba de lo que realmente éramos capaces. Como todos los tiempos difíciles, esto también pasará. No perdamos la esperanza y oremos a Dios por días más brillantes por delante. En esta grave situación de Coronavirus, deseamos que usted y sus seres querid@s estén siempre a salvo. Una de mis metas para el nuevo año es eliminar la “preocupación” de mi vocabulario, corazón y mente. ¿Qué pasa contigo? ¿Estás listo para reemplazar la preocupación por la esperanza?

 

Hoy les invito a hacer nuestras las promesas de Jeremías (29:11): “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. ¡Feliz Año Nuevo!

 

Bendiciones

 

Padre Luis +

Date news: 
Jueves, Diciembre 31, 2020 - 13:45

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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