“A menos que un grano de trigo caiga al suelo y muera, simplemente seguirá siendo un grano. ¡No producirá trigo! "

Lectura: De cierto, de cierto os digo, que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Juan 12:24.

Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones mi querida familia.

El evangelio de hoy (Juan 12: 24-26) es el pasaje familiar sobre el grano de trigo. Jesús les dice a sus discípul@s: “A menos que un grano de trigo caiga al suelo y muera, simplemente seguirá siendo un grano. ¡No producirá trigo! " El grano es fundamental. Sin embargo, el proceso de ser enterrado y morir a su estado actual es lo que permite que el grano se convierta en mucho más que en su forma actual. El grano tiene el gran potencial de crecer, florecer, convertirse en alimento y nutrir a muchas personas. Sin embargo, si permanece en su estado actual, nunca producirá ningún fruto.

Jesús luego pasa a hablar de l@s seres human@s. En cierto sentido, también somos un grano de trigo que tiene mucho potencial para crecer y producir alimentos que nutrirán a otr@s seres human@s. Sin embargo, también tenemos que “morirnos a nosotr@s mism@s” para que también podamos dar fruto. Jesús dice que tenemos que "perder" nuestras vidas. Sin embargo, los frutos que daremos en este proceso serán fenomenales. ¡Y se nos promete la vida eterna!

El proceso de morir por cualquier cosa no es fácil. A menudo es doloroso, triste y desconcertante. Nuestras vidas cambian en este proceso y nosotr@s también. Sin embargo, Jesús promete que, a través de nuestra muerte, daremos fruto. Sin embargo, ¿confiamos y creemos en la promesa de Jesús? La realidad es que “morimos” muchas veces a lo largo de nuestra vida. Puede ser la pérdida de un hijo o hija, dejar ir un sueño o estar gravemente enferm@.

Tómate un momento y recuerde un instante de “muerte” en tu vida, ya sea la muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo, dificultades financieras o una enfermedad grave. Después de que pasó un tiempo, ¿te distes cuenta de que también hubo algunos regalos que recibiste durante ese momento doloroso? Quizás los lazos familiares se fortalecieron en el proceso. O tal vez comenzastes a apreciar la preocupación y el cuidado que te expresaron tus vecin@s o compañer@s de trabajo. O tal vez esta difícil experiencia te obligó a acudir a Dios en busca de la gracia y la fuerza que necesitabas, y Dios estuvo ahí para ti.

El regalo es que, a menudo, mucho después de la “muerte” y nuestra aceptación de la pérdida, podemos darnos cuenta de que está surgiendo una nueva vida. Y así, podemos continuar con la promesa de esperanza y alegría. Hoy les invito a mirar hacia atrás en sus vidas. Recuerden las muchas veces que han "muerto". Entonces recuerden el gesto de una nueva vida que te invitó a amar una vez más, a reír de nuevo y a ser feliz una vez más. En verdad, hay vida después de la muerte, incluso en este planeta. No tenemos que esperar al "más allá". ¡Dios nos regala una nueva vida todos los días! ¡Estate atent@ a ello! ¡Búscalo! ¡Espera algo!

Much@s de nosotr@s aquí quizás nos estemos preguntando qué significaría para nosotr@s el precio del discipulado. Dios nos ha puesto a cada un@ de nosotr@s en diferentes circunstancias, con diferentes oportunidades, diferentes habilidades y con diferentes limitaciones. Discipulado simplemente significa que cada un@ de nosotr@s hace el uso máximo y más rentable de todo lo que Dios nos ha dado, al hacer Su voluntad.

Bendiciones

Padre Luis +