Hay una gran diferencia entre ser infantil y ser una persona inmadura.

 
Lectura: Entonces les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Porque el más pequeño de todos vosotros es el más grande ". Lucas 9:48.
 
Buenos días feliz lunes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El evangelio de hoy (Lucas 9: 46-50) presenta una escena que probablemente nos sea familiar. L@s discípul@s estaban discutiendo sobre cuál de ell@s era el mayor. ¿Suena familiar? Jesús l@s estaba escuchando. Lucas escribe: "Jesús se dio cuenta de la intención de sus corazones". ¿Estaba Jesús decepcionado o frustrado con sus discípul@s? Después de todo, estos hombres y mujeres habían sido elegid@s para ser sierv@s un@s de otr@s y del pueblo. Sin embargo, aquí estaban teniendo una pequeña discusión sobre quién de ell@s era el más grande.
 
Este es uno de los incidentes en los Evangelios donde l@s discípul@s son sorprendid@s buscando estatus de una manera bastante inmadura. Jesús aprovecha la oportunidad para señalar indirectamente, a través del ejemplo de un niño, que la grandeza nunca se encuentra en ganar poder, sino en conformar la vida de uno a la de Él. Si eso se logra, un@ es grandios@ sin importar cómo sea su vida de otra manera. Esto era algo que l@s discípul@s aún tenían que aprender, pero finalmente lo aprendieron.
 
Hay una gran diferencia entre ser infantil y ser una persona inmadura. L@s discípul@s, todos hombres y mujeres adultas, estaban actuando de manera inmadura en su discusión que Jesús escuchó. Recomendó que se volvieran infantiles. Podríamos hacer nuestra, la oración de San Pascal Baylon. “Señor, dame corazón de niñ@ ante mi Dios, corazón de madre para mi prójim@ y corazón de juez para conmigo mism@”.
 
¡Poder! A lo largo de la historia, el poder y la aclamación han dominado la política, la religión y el estatus social. Es natural y saludable que tod@s l@s seres human@s deseen cierta cantidad de poder. Tod@s necesitamos una cantidad moderada de poder para poder tomar decisiones por nosotr@s mism@s. Esto nos permite elegir tener una vida amorosa, saludable y productiva. Sin embargo, como sabemos, el deseo de poder a menudo corrompe, ya sea en la familia, la Iglesia, las instituciones, los negocios o la política. El intenso deseo de poder a menudo es la ruina de alguien que tiene un gran potencial.
 
Hoy Jesús está preocupado porque sus discípul@s están tan preocupad@os por quién es el más grande entre ell@s, lo que podría traducirse como el que "tiene más poder". Jesús no confronta directamente a sus discípul@s. Más bien, les trae un niño y les dice: "El que recibe a este niño en mi nombre, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, también recibe al que me envió". Entonces Jesús continúa: "El más pequeño o pequeña entre ustedes es el más grande".
 
Hoy puede ser un buen día para preguntarnos: ¿nos contentamos con estar entre l@s más pequeñ@s? ¿O luchamos por el poder o la influencia? ¿Podemos estar satisfech@s de ser "un@ con la gente" en lugar de una estrella o un/a líder? ¡Hoy también te invito a estar atent@ a aquellas personas que encuentres que realmente encarnan el llamado de Jesús a ser los “más pequeñ@s” (de una manera saludable)! Pueden ser un ejemplo vivo para nosotr@s.
 
Bendiciones
 
Padre Luis+