A much@s de nosotr@s no nos resulta fácil pedir algo para nosotr@s

 
Lectura: Entonces Jesús les dijo: “Supongamos que tienen un amigo, y van a él a medianoche y le dicen: Amigo, présteme tres panes; Un amigo mío en un viaje ha venido a mí y no tengo qué ofrecerle.” Lucas 11: 5-6.
 
Buenos días, feliz jueves y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El evangelio de hoy (Lucas 11: 5-13) comienza con Jesús preguntando a sus discípul@s "qué harían" si un amigo l@s despertara de un sueño profundo en medio de la noche y les pidiera un pedazo de pan. Honestamente, pregúntate: ¿cómo responderías? Si el amigo sigue insistiendo, lo más probable es que le demos lo que quiere para que podamos tener un poco de paz.
 
Jesús habla de este escenario, pero luego pasa a un pasaje que es muy familiar: “Pide y recibirás, busca y encontrarás, llama y la puerta se abrirá”. Pregúntese: ¿se toma literalmente las palabras de Jesús? Supongo que la mayoría de nosotr@s hemos aprendido a lo largo de los años a no tomar las palabras de Jesús literalmente. A veces en mi vida, sé que Jesús ha respondido a mi oración. Sin embargo, ha habido otras ocasiones en las que creo que mi oración no ha sido respondida, al menos en la forma en que quería que fuera respondida. ¿Son mis expectativas demasiado concretas? ¿Es realista para mí esperar recibir exactamente lo que pedí, ya que no suele suceder de esa manera? Sin embargo, ¿significa esto que mi pedir, buscar y llamar son en vano? ¿Significa esto que Jesús no me está escuchando?
 
Jesús nos recuerda la importancia de la intercesión, de pedir lo que necesitamos. En Lucas tenemos dos grandes historias de pedir con perseverancia: la de la viuda y el juez injusto (Lucas 18: 1-8) y esta lectura del amigo de noche. Como amig@s del Señor (Juan 15: 13-15), debemos de tener el valor de pedir y la libertad de aceptar la respuesta del Señor a nosotr@s.
 
A much@s de nosotr@s no nos resulta fácil pedir algo para nosotr@s. Puede ser más fácil pedir un favor para otra persona. Sabemos que Dios es el dador de toda buena dádiva y nos dará lo que sea para nuestro bien. Oramos por la fe para creer y la perseverancia para seguir pidiendo en el espíritu de esta lectura del Evangelio.
 
Miro hacia atrás a los momentos en que pedí y me dieron, busqué y encontré, llamé y me abrieron. También recuerdo cuando no me dieron, cuando no encontré y cuando la puerta se mantuvo cerrada. Con toda sencillez le pido al Señor fe y confianza, libertad para mirar mi relación con él. Me esfuerzo por confiar y creer que Jesús me responde. Sin embargo, no siempre reconozco su respuesta en ese momento. ¡Otras veces puedo estar tan molesto por no obtener la respuesta que "quería" que no tengo la apertura para reconocer la respuesta que recibo!
 
¡Oremos hoy con ojos abiertos, mentes abiertas y corazones abiertos para escuchar, porque Jesús puede estar respondiéndonos! ¡Podemos recibir más de lo que pedimos!
 
Bendiciones
 
Padre Luis +