Escuchar a Jesús puede ser edificante, pacífico, enriquecedor, esperanzador pero también muy desafiante

 
Lectura: Si alguien viene a mí y no odia a padre y madre, esposa e hijos, hermanos y hermanas, sí, incluso su propia vida, esa persona no puede ser mi discípulo. Lucas 12:26.
 
Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones mi querida familia.
 
Vivimos en una sociedad impulsada por el mercado, por lo que no es sorprendente que sintamos la necesidad de "vender" el cristianismo en el mercado de ideas y formas de vida en competencia. Sin embargo, cuando la misión cristiana se configura hacia la mentalidad de “vender”, la mayoría de las veces se convierte en un bien de “bajo costo” y “bajo riesgo”. ¿De qué otra manera persuadiremos a otr@s para que reciban la fe, si no es viniendo con una oferta menor o mejor?
 
Pero, ¿es la fe cristiana realmente un esfuerzo de bajo costo y bajo riesgo? El Evangelio de hoy (Lucas 14: 25-33) ofrece un desafío a un enfoque de mercado para la misión cristiana. El texto comienza con dos dichos del discipulado que requieren un compromiso absoluto con Jesús. Luego, Jesús proporciona dos breves historias o parábolas para ilustrar la importancia de “calcular el costo” y darlo todo por Jesús.
 
El primer dicho de Jesús sobre el discipulado está enmarcado en un lenguaje crudo: "El que viene a mí y no odia a padre y madre, esposa e hij@s, hermanos y hermanas, sí, e incluso la vida misma, no puede ser mi discípul@" (14:25). Este dicho encaja temáticamente con Lucas 12: 51-53, donde Jesús advierte que las familias están divididas por su mensaje. Debido a que Jesús, en su persona y mensaje, requiere que aquell@s que lo sigan respondan a la pregunta fundamental sobre la lealtad, no es de extrañar que él pueda traer inherentemente conflictos familiares.
 
El lenguaje de este dicho en particular, sin embargo, genera preocupación para much@s. ¿Jesús realmente nos llama a odiar a nuestras familias biológicas y nuestras propias vidas? Dos observaciones son útiles a este respecto.
 
Primero, Jesús está usando un lenguaje hiperbólico aquí como lo hace con frecuencia en sus enseñanzas (por ejemplo, Mateo 18: 8-9). Esto queda claro cuando comparamos este dicho en Lucas con su paralelo en Mateo (10:37): “El que ama a padre o madre más que a mí, no es dign@ de mí; y el que ama a su hijo o hija más que a mí, no es dign@ de mí ”.
 
Una segunda observación útil: el uso de "odio" en Lucas podría reflejar un modismo que proviene del hebreo. En Génesis 29: 30-31, escuchamos que Jacob amaba a Raquel más que a Lea y que Lea fue "odiada" por Jacob. Un uso similar de la palabra hebrea para "odio" ocurre en Deuteronomio 21: 15-17 donde también está claro que el tema es de preferencia o lealtad. Esto es coherente con lo que hemos visto en Lucas y Mateo. Jesús no está llamando a sus seguidor@s a odiar a sus familias en términos de respuesta emocional; en cambio, pide una lealtad indivisa a sí mismo por encima de las lealtades familiares.
 
Escuchar a Jesús puede ser edificante, pacífico, enriquecedor, esperanzador, pero también muy desafiante. Jesús es honesto sobre lo que significa seguirlo. Mientras me siento con este pasaje de las Escrituras, ¿qué surge en mis pensamientos o sentimientos? ¿Me llevan a mirar mi compromiso con mis decisiones? ¿Puedo vivir con las consecuencias de mis decisiones? ¿Puedo perdonarme a mí mismo y seguir amándome a mí mism@ como Dios me ama, incluso cuando tomo decisiones malas, malsanas y sin amor? Habla con Jesús sobre esto.
 
Bendiciones
 
Padre Luis +