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Jesús está lleno de un profundo sentido de compasión por la difícil situación de un leproso.

 
Lectura: Y Jesús, movido a compasión, extendió la mano, y lo tocó, y le dijo: Quiero; sé limpio. Marcos 1:41.
 
Buenos días, feliz jueves y muchas bendiciones mi querida familia.
 
En la escena inicial del Evangelio de hoy (Marcos 1:40-45), un leproso se acerca a Jesús. En los días de Jesús, no había cura para la lepra y la lepra era altamente contagiosa. Dada esta realidad, las personas leprosas fueron literalmente expulsadas de la sociedad. Tenían que mantenerse alejadas de tod@s, ya que mantener la distancia con l@s lepros@s era la única protección contra esta enfermedad. Como resultado, l@s lepros@s no podían vivir con sus familias ya que esto pondría en peligro a sus seres queridos. Por lo tanto, existían al margen de la sociedad. Además, no tenían medios para ganarse la vida, por lo que su única opción era mendigar.
 
El hecho de que el leproso se acercara a Jesús puede indicar que el leproso había oído hablar de los milagros y curaciones que Jesús había hecho. Aunque el leproso sabía que estaba rompiendo todas las “reglas” al acercarse a Jesús, al hombre no le importó. Estaba desesperado. ¡El hombre cae de rodillas frente a Jesús y le ruega que lo sane, que lo haga “limpio” una vez más!
 
Jesús no duda. Jesús se acerca y toca al leproso. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que el leproso había sido tocado? ¿Meses? ¿Años? En ese simple gesto, Jesús hizo más que curar la lepra del hombre: ¡Jesús también curó el sentido de sí mismo de este hombre! Sin decir una palabra, Jesús “le dijo” al hombre que era digno de ser tocado y amado. Jesús no solo sanó la enfermedad del leproso, sanó la vergüenza de este hombre. ¡Ahora el hombre era verdaderamente libre! ¡Qué maravilloso regalo le dio Jesús!
 
El hombre salió contándoles a todos los que encontraba lo que Jesús había hecho por él. Naturalmente, muchas otras personas buscaron a Jesús con la esperanza de que también fueran sanadas de su “enfermedad”. Finalmente, Jesús se fue del pueblo, pero sin importar a dónde fuera, mucha gente continuaba buscándolo.
 
Jesús está lleno de un profundo sentido de compasión por la difícil situación del hombre. Destacar los sentimientos emocionales de Jesús es una característica del evangelio de Marcos. Lo que Jesús siente es compasión, no solo lástima. Se le dice al leproso que no diga nada acerca de su curación. Jesús no quería sensacionalismo. Pero ¿cómo podría el leproso abstenerse de contarles a tod@s sobre su maravillosa experiencia de curación? Se convierte en un ardiente propagador de la buena noticia. ¿Cuál es el resultado de nuestra experiencia de conocer a Jesús? ¿Tenemos el mismo entusiasmo para compartir nuestras buenas nuevas?
 
¿Cuál es la “enfermedad” a la que nos enfrentamos? ¿Es una enfermedad física, emocional o espiritual? ¿Cuál es la curación que anhelamos? ¡Hoy podemos ir a Jesús y pedirle que sane nuestra enfermedad! Sin embargo, la sanación puede no venir de acuerdo con nuestras especificaciones o nuestro tiempo. ¡Jesús sabe mejor que nosotr@s lo que realmente necesitamos! La pregunta es: ¿Confiaremos en Jesús? ¿Incluso si no obtenemos la respuesta que queremos? ¡Hoy, oremos l@s un@s por l@s otr@s para que confiemos en Jesús en todas las circunstancias de nuestras vidas!
 
Bendiciones,
 
Luis+

Date news: 
Jueves, Enero 13, 2022 - 14:15

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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