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¿Cómo sería diferente la vida para nosotr@s, si viviéramos cada día como si fuera nuestro último día?

 
Lectura: Soberano Señor, como lo prometiste, ahora puedes despedir en paz a tu siervo… Lucas 2:29.
 
Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones mi querida familia.
 
Hoy María y José (Lucas 2:22-40) viajaron a Jerusalén para presentar a Jesús en el Templo. Era costumbre y ley que, dentro de los 40 días siguientes al nacimiento del hijo primogénito, la madre y el padre debían llevar al niño al Templo de Jerusalén y presentarlo a Dios. Tan pronto como María pudo viajar, ella y José partieron hacia Jerusalén como lo exigía la ley. Fue un largo viaje para ell@s, pero querían que su hijo recién nacido recibiera este rito sagrado de purificación.
 
Un hombre llamado Simeón estaba en el templo el día que llegaron María, José y Jesús. Durante muchos años, Simeón había pasado gran parte de su tiempo en el Templo esperando el “consuelo de Israel”. Cuando Simeón vio a María, José y el bebé, ¡reconoció a Jesús como Aquel a quien había estado esperando! Simeón inmediatamente se acercó a ell@s y tomó al bebé, Jesús, en Sus brazos. Simeón alabó a Dios en voz alta y dio gracias por haber tenido la bendición de ver y sostener al “Cristo del Señor” en sus brazos antes de morir. Simeón también profetizó que este pequeño bebé estaba destinado a la grandeza.
 
En ese día, Ana la profetisa también estaba en el templo. Cuando Anna vio a María, José y Jesús, también se acercó a ell@s y profetizó que este pequeño bebé traería la redención de Jerusalén. Me pregunto cómo reaccionaron las personas en el Templo a esta profecía. ¿Creían lo que decían Ana y Simeón? ¿O eran escépticos y no creyentes?
 
Imagínate en esta escena. ¿Cómo reaccionarías ante estos hechos? ¿Serías una persona creyente, o serías una incrédula? En varios momentos de nuestra historia, todos hemos escuchado profecías de sucesos que ocurrirían en un futuro cercano. Y la mayoría de las veces, esperamos y esperamos. Y típicamente, no ocurren. Sin embargo, llegará el momento en que la profecía se cumplirá.
 
Además, Simeón y Ana son un buen ejemplo de alguien a quien se le encomendó una gran promesa: que verían al Mesías antes de morir. Fueron buenos guardianes de la promesa al observar y esperar la respuesta con gran esperanza y expectativa. Permitieron que el Espíritu Santo guiara y controlara sus pasos para que la promesa se cumpliera. Podemos aprender mucho de su ejemplo mientras esperamos las promesas y los propósitos revelados que Dios ha dado para nuestra vida.
 
Hoy podría ser nuestro último día. ¡Que vivamos este día con plenitud y con acción de gracias y conciencia! ¿Cómo sería diferente la vida para nosotr@s, si viviéramos cada día como si fuera nuestro último día? ¿Cómo pasarías tu día? ¿Con quién pasarías tu tiempo si hoy fuera el último día? ¿Irías a la iglesia? ¿O pasarías algún tiempo con Dios de otra manera?
 
Bendiciones,
 
Luis+

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Miércoles, Febrero 2, 2022 - 12:00

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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