¿Dónde está mi corazón?

 
Lectura: No te hagas tesoros en la tierra, donde la polilla y las alimañas corrompen, y donde ladrones minan y hurtan. sino haced, tesoros en el cielo, donde ni polilla ni alimañas corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esta tu tesoro, allí estará también tu corazón. Mateo 6:19-21.
 
Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
En el Evangelio de hoy (Mateo 6:19-23) Jesús advierte a sus oyentes que no acumulen tesoros mientras estén en la tierra. La realidad es que nuestros tesoros terrenales pueden perderse por robo o descomposición, o podemos aburrirnos de ellos.
 
El día que muramos, dejaremos atrás todos nuestros tesoros terrenales. No podemos llevarlos con nosotr@s al cielo, ni podemos llevarlos al infierno. El deseo de Jesús para nosotr@s es que acumulemos lo que es duradero, lo que nunca perecerá: el don y la gracia del amor. Dios nos hizo para el amor: amor a Dios, a Jesús y al Espíritu y amor a l@s demás seres humanos.
 
¿Por qué tantos de nosotr@s acumulamos cosas? ¿Es por nuestra comodidad, seguridad, placer o estatus? ¿Por qué creo que necesito tanto? En lo profundo, nos damos cuenta de que el tesoro terrenal realmente no nos da ni amor ni seguridad. Sólo Dios puede darnos verdadera seguridad y verdadero amor. Un diamante, una casa grande o un auto veloz nunca podrán amarnos. Sin embargo, muchos de nosotr@s seguimos deseando más.
 
Lo que consideramos valioso nos muestra dónde está nuestro corazón. Tómate un tiempo hoy para sentarte en silencio y escribir lo que crees que son los verdaderos tesoros de tu vida. ¿Alguno de ellos es un tesoro duradero? Si lo son, ¿qué los hace serlo? Da gracias a Dios por estos dones especiales.
 
De nuevo, ¿quiénes y cuáles son los verdaderos tesoros de mi vida? Te invito a anotar estos tesoros. Pueden ser sólo unas pocas personas o cosas. Sin embargo, es un regalo poder apreciar los tesoros verdaderos y perdurables en nuestras vidas. Luego, den gracias a Dios por estos maravillosos dones que han recibido. Dios aprecia un simple "¡gracias!"
 
Jesús nos recuerda una vez más que Dios mira el corazón y nos desafía a preguntarnos dónde están nuestras verdaderas prioridades. ¿Dónde está mi corazón? ¿Mi tesoro? ¿Es algo duradero, que no puede ser corrompido por la polilla o el óxido, o es algo meramente material o etéreo, como el dinero, el éxito o la popularidad?
 
Hoy me siento con Jesús y examino mi actitud hacia el dinero y las posesiones. ¿Ocupan un lugar demasiado importante en mi corazón y en mi mente? Miro esto con honestidad y le pido a Jesús que me ayude si mis actitudes necesitan cambiar. ¿Cuál es mi 'tesoro'? ¿Cómo ha cambiado mi tesoro a lo largo de mi vida? ¿Soy consciente de algún tesoro que pueda tener en el futuro? ¡La forma en que veo las cosas determinará la forma en que actúo! ¿Necesito lentes nuevos? ¿Tiene Dios una “nueva visión” especialmente para mí? ¿Hablar con Dios sobre esto?
 
Bendiciones,
 
Luis+