Orando antes de tomar decisiones

Lectura: Uno de esos días Jesús salió a la ladera de una montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Lucas 6:12.
 
Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El Evangelio de hoy (Lucas 6:12-19) comienza con Jesús subiendo a la montaña para orar. Jesús pasó toda la noche en oración. Inmediatamente después de este tiempo de profunda soledad y oración, llamó a los doce apóstoles. Es en este punto que Jesús comenzó a predicar, enseñar y sanar.
 
Este pasaje muestra cómo Jesús pasó tiempo en oración antes de tomar decisiones importantes, en este caso, antes de elegir a los doce apóstoles. Estos doce habían respondido positivamente a su mensaje. En este pasaje, ante una gran multitud, podemos ver los dos aspectos del ministerio de Jesús: la predicación y la curación. ¿Cómo puedo hacer tiempo para escuchar lo que Dios me está diciendo directamente? Dios también me llamará por mi nombre. ¿Puedo responder como lo hicieron l@s discípul@s?
 
La noticia de Jesús ya debe haberse difundido. La gente de la zona debe haber sabido que había algo muy inusual en este hombre. Cuando Jesús descendió de la montaña, inmediatamente fue rodeado por una gran cantidad de personas de Judea, Tiro, Sidón y Jerusalén.
 
¿Qué fue lo que atrajo a estas personas a Jesús? ¿Cómo se había corrido la voz tan rápido? En la época de Jesús no había Internet por el cual la palabra pudiera difundirse en todo el mundo casi instantáneamente. ¡Sin embargo, de alguna manera la palabra acerca de Jesús se había extendido por todas partes! ¿Cuáles fueron las historias que estas personas escucharon acerca de este predicador itinerante, Jesús? ¿O lo habían escuchado predicar y querían saber más de él?
 
La gente quería más que solo escuchar a Jesús predicar. En el Evangelio Lucas dice: “Todos trataban de tocarlo”. La gente había oído que un gran poder brotaba de Jesús. Habían oído que tenía el poder de curar. Ellos también habían venido queriendo ser tocados y sanados por Jesús. ¡Qué regalo sería ese!
 
¿Cómo sé que estoy orando bien? Lo que importa no es tanto lo que sentimos, ni siquiera lo que sucede, durante nuestra oración, sino lo que sucede cuando no estamos orando. “Por sus frutos los conoceréis” (Luca 6:44). ¿Nuestro tiempo de oración está dando buenos frutos en nuestra vida? ¿Nos estamos volviendo gradualmente más pacífic@s, más amoros@s? ¿Nos estamos volviendo más fuertes en nuestras áreas de debilidad? ¿Somos capaces de mantener las cosas en una mejor perspectiva? ¿Somos más conscientes de la presencia de Dios en nuestras vidas cuando no estamos orando? Si es así, estamos orando bien. Si no es así, debemos preguntarnos si estamos dedicando suficiente tiempo y energía a la oración todos los días. ¿Estamos orando? Si lo estamos, pero nuestra oración no está produciendo gradualmente buenos frutos espirituales en nuestras vidas, entonces necesitamos sacudir nuestra vida de oración, experimentar, probar nuevos métodos de oración. El tipo de oración que puede habernos servido eficazmente durante una etapa de nuestra vida, puede que ya no sea adecuado para nosotr@s. Dios puede estar llamándonos más profundo, a una forma diferente de comunión.
 
Nuestra invitación es a crecer en nuestra vida de oración, a crecer en nuestra comunión con Dios y prepáranos para nuestra transición de clero.
 
Bendiciones,
 
Luis+