Traer el cielo a la tierra

 
Lectura: Alegraos en aquel día, y saltad de gozo, porque he aquí, tu galardón es grande en los cielos; porque así hacían sus padres/madres con los profetas. Lucas 6:23.
 
Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones mi querida familia.
 
En el Evangelio de hoy (Lucas 6, 20-26), Jesús dice a sus discípul@s: “Bienaventuradas las personas pobres. Bienaventuradas las personas que tienen hambre. Bienaventurad@ eres tú que estás llorando. Bendito seas cuando la gente te odie, te insulte y denuncie tu nombre como mal@”. Ahora pregúntate honestamente: ¿te consideras bendecid@ cuando experimentas pobreza, hambre u otras realidades del diario vivir? ¿Te sientes bendecid@ si alguien te odia o no te quiere?
 
Dudo que algun@ de nosotr@s nos sintamos bendecid@s cuando tenemos dolor, tristeza, pérdida y confusión en nuestras vidas. Es más probable que nos sintamos desorientad@s o traicionad@s. Podemos estar tristes, temeros@s o enojad@s con Dios. Sin embargo, Jesús nos dice que nos regocijemos y saltemos de alegría en ese día. Él nos asegura que tendremos una gran recompensa en el cielo. Sin embargo, lo más probable es que esta seguridad no alivie el dolor, la tristeza o el sufrimiento que podamos estar experimentando.
 
Jesús luego continúa con los “ayes”. Él dice: “Ay de las personas ricas, ya han recibido su consuelo. ¡Ay de ustedes, cuyos vientres están llenos, van a pasar hambre! ¡Ay de ustedes que ahora se ríen; se afligirán y llorarán! ¡Ay de ustedes cuando la gente hable bien de ustedes, porque sus antepasados trataron a los profetas de esta manera!
 
Es fácil dar por sentadas nuestras bendiciones hasta que llegan los tiempos difíciles y comenzamos a experimentar los males de la vida. Ahora tómate un momento y pregúntate: ¿Considero que es una bendición cuando tengo hambre de amor, alegría, esperanza, compañerismo, alimento espiritual o (llene el espacio en blanco)? ¿O en estos momentos te sientes abandonad@ por Dios o enojad@ con Jesús? Durante tiempos dolorosos y difíciles, es casi natural perder de vista las muchas maneras en que también somos bendecid@s. Si estamos luchando y sufriendo, nuestro enfoque cambia inmediatamente a los aspectos difíciles o aterradores de la vida.
 
Sin embargo, incluso cuando experimentamos “ayes”, somos bendecid@s. Podemos tener un cónyuge, hij@s, niet@s, herman@s, nuestra comunidad de la Iglesia, una comunidad religiosa, así como otras personas que nos aman y se preocupan por nosotr@s. Con suerte, tenemos un techo sobre nuestras cabezas y suficiente comida en la mesa. E incluso durante nuestros tiempos de aflicción, Dios está a nuestro lado. Sin embargo, es posible que no siempre sintamos la presencia de Dios. Y con suerte, durante los tiempos de dolor, tenemos la familia y las amistades que nos aman y se preocupan por nosotr@s.
 
En estos pocos versículos de las Escrituras se hace referencia a cuatro contrastes: pobreza/riqueza; hambre/saciedad; tristeza/risa; y difamación/elogio. Jesús da una vuelta a los valores que normalmente consideraríamos deseables. Nos pide que nos demos cuenta de que no estamos viviendo simplemente para ser felices en esta vida, sino que debemos preguntarnos el valor más profundo de nuestras formas de vida a la luz de lo que podemos traer con nosotr@ al construir una relación saludable con él y quienes nos rodean.
 
Me pregunto si Jesús está tratando de enseñarnos que tenemos que trabajar por una mejor distribución equitativa de las alegrías, la conformidad y los recursos. Creo que esto es parte de nuestro discipulado radical. Traer el cielo a la tierra.
 
Bendiciones,
 
Luis+