Maria la discípula

En el Evangelio de San Lucas 1:35-38 estaremos reflexionando sobre la humildad de María, muy en particular, su obediencia en el espíritu cuando le respondió al ángel de esta manera: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Por ejemplo; ¿Se enfrenta usted en este momento a una situación inesperada que no sabe cómo solucionar? ¿Está pasando por problemas económicos? ¿Sufre angustia y miedo por haber tenido que dejar su país de origen? ¿Ha experimentado el inmenso dolor de perder algún ser querido? Por supuesto, en ningún momento debemos promover la imagen de una María sumisa y doblegada a los caprichos de los hombres ni mucho menos a las injusticias. María es un paradigma de un discipulado de obediencia a Dios.
 
Sabía que la madre de Jesús, María, ¿afrontó todos esos problemas a lo largo de su vida? La forma en que se enfrentó a ellos y los superó constituye un excelente ejemplo para tod@s nosotr@s. Sin lugar a duda, María se sometió a la voluntad de Dios porque tenía una fe sólida en que él cuidaría de ella. De ahí su respuesta al ángel: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Como vemos, estimaba tanto aquel privilegio espiritual que estaba dispuesta a hacer frente a cualquier dificultad que se le presentara. La vida de María no fue un lecho de rosas.
 
También pasó graves apuros económicos y hasta tuvo que huir de su tierra natal, por ser pobre y emigrante. Pero el momento más doloroso en la vida de María, según el relato bíblico, aún estaba por llegar. Tuvo que ver cómo rechazaban, torturaban y asesinaban a su querido hijo. ¿Permitió María que estos problemas la alejaran de su relación con Dios? De ninguna manera. Puedo yo en el día de hoy decir las mismas palabras que María le dijo a Dios: He aquí tu sierva; hágase conmigo conforme a tu palabra. Esto mis hermanos y hermanas es un bello paradigma del discipulado para una iglesia y para nosotr@s personalmente.  
 
Bendiciones
 
Padre Luis+