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La Reconciliación

Buenos días, feliz martes y bendiciones. 

 En 2 Corintios ‪5:19‬, Pablo nos habla sobre el Ministerio de Reconciliación: que Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo en Cristo, sin contar los pecados de las personas contra ellos. Y nos ha comprometido el mensaje de reconciliación.

El llamado primcipal de Dios no es el solo reconciliarse, sino también ayudar a otras personas a reconciliarse con ÉL a través del ministerio y la predicación de la Cruz y de Cristo. En este contexto, debemos entender que el perdón no es ignorar el mal o dar excusas a otra persona: la ofensa fue real, el daño se hizo y el dolor no desaparece fácilmente. El perdón es costoso, pero nos libera. En otras palabras, el perdón es una decisión personal, que podría limitarse a nuestros propios corazones. Si alguien te lastimó al traicionar una confianza, puedes elegir perdonarle, por tu propia tranquilidad, mientras resuelve mantenerte alejad@ de ell@s en el futuro.

La reconciliación es más difícil. Para reconciliarse con alguien, la verdad debe ser compartida, de modo que ambas partes puedan lidiar con eso. Si un amigo o amiga traiciona un acuerdo, la relación solo puede restablecerse confrontando la verdad: su comportamiento causó daño y dolor. La reconciliación requiere el reconocimiento mutuo del mal cometido, así como el perdón.

La cruz muestra la verdad sobre la humanidad. Nuestro pecado es una ofensa contra Dios. Nos ‪aleja de Dios‬, daña a las personas y nos destruye. Esa es una verdad dura, que Pablo llama "la ofensa de la cruz". (Gálatas ‪5:11‬) Sin embargo, es una verdad necesaria para que ocurra la reconciliación. Antes de comenzar mañana nuestro Miércoles de Ceniza, reflexionemos hoy críticamente sobre nuestra reconciliación con Dios y con nuestras hermanas y hermanos.

Bendiciones

Padre Luis +

Date news: 
Miércoles, Febrero 26, 2020 - 12:30

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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