¿De dónde viene mi ayuda?

Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones.
El Salmo 121: 1 nos dice; Levanto mis ojos hacia los montes, ¿de dónde viene mi ayuda? Por supuesto, mi ayuda siempre viene de Dios. Por esto les recuerdo que el desafío del Coronavirus no es un momento para quitar nuestra fe, por el contrario, es un momento para reafirmarnos y fortalecer nuestra fe en Dios y solidificar nuestras relaciones.
La aparición y propagación del Coronavirus-COVID-19 designado por la Organización Mundial de la Salud, hace que l@s líderes religiosos se pregunten sobre su papel y respuesta. En esos momentos, recordamos cuán interconectados puede estar nuestro mundo global y cuán importante es acercarse un@s a otr@s con una ética de compasión y cuidado.
A veces nos enfocamos en los números y los mapas, pero se nos recuerda que cada caso reportado del virus tiene detrás una persona, una familia, una comunidad. Estamos conectad@s globalmente y nuestra compasión y cuidado se extiende a toda la comunidad humana. La iglesia está llamada a orar por las personas afectadas, quienes se preocupan por las personas afectadas, por aquell@s que intentan diagnosticar y tratar valientemente a l@s pacientes, y por el desarrollo de asociaciones sólidas en las comunidades internacionales para prevenir, detectar y responder eficazmente a este virus. Como miembros de la Iglesia Santa Cruz, mantenemos las puertas de nuestra iglesia abiertas para oraciones y apoyo pastoral para todas las personas afectadas en nuestra comunidad.

Como cuerpo de iglesia necesitamos orar. Orar por las personas infectadas por el coronavirus, por l@s especialistas en salud y las autoridades que están combatiendo la propagación de la infección y, por supuesto, por todas las personas que en este momento se sienten ansiosas. Además, puedes estar preocupad@ por los eventos de la iglesia, incluyendo su adoración habitual y los rituales involucrados en la vida de la iglesia. La prioridad en este momento es protegernos a nosotr@s mism@s y a las demás personas. Definitivamente, todo ha cambiado en nuestras vidas, especialmente con el distanciamiento social. Pero no perdamos la fe, vendrán mejores tiempos y luego todo esto será historia. Nuestra Iglesia Santa Cruz continúa buscando una manera de ser proactiva en nuestro ministerio. Como líderes religios@s podemos ayudar a educar y calmar los temores, proporcionando información sobre la evaluación de riesgos y las mejores prácticas de prevención. Podemos educar y calmar los miedos; Podemos crear espacios de oración y apoyo pastoral. Y los miércoles y viernes podemos seguir alimentando a las personas con hambre. Todo esto es lo que estamos haciendo en este momento. Nuestro desafío para la Cuaresma es: ¿cómo puedo traer luz en medio de la oscuridad? Bendiciones
Padre Luis +