Desolación Espiritual

Muy buenos días, feliz lunes y bendiciones.
 
Al hacer una especie de resumen o recapitulación de la semana, pude notar que muchas personas con las que me podía comunicar sufrían desolación espiritual. Soy creyente de que los tiempos difíciles son oportunidades para fortalecer nuestra fe. Pero al mismo tiempo, puede ser el comienzo de mi desolación espiritual.
 
Por un lado, el Salmo 42: 5 vino a mi mente el cual nos dice: ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
Y cómo es que en esos momentos de desolación solo nos quedamos en la primera parte del Salmo e ignoramos la promesa en la segunda parte: Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío.
 
Por otro lado, recordé en mis días como seminarista los escritos de San Ignacio de Loyola sobre este tema. La desolación espiritual, como lo define Ignacio en la Cuarta Regla de sus Ejercicios Espirituales, contiene atributos "tales como oscuridad del alma, perturbación en ella, movimiento hacia cosas bajas y terrenales, inquietud por diversas agitaciones y tentaciones, moviéndose a la falta de confianza, sin esperar, sin amor, encontrarse totalmente indecis@, triste y, como si estuviera separad@ de Dios". Cuando estamos en desolación espiritual, podemos sentirnos distantes de Dios y tentad@s a renunciar a nuestras prácticas de oración. Durante tales períodos, es crucial que dediquemos tiempo y energía a nuestra relación con Dios para superar la desolación sin perder la fe.
 
Es muy importante primero que descubramos de dónde viene la desolación. Según San Ignacio, la desolación espiritual puede suceder por tres razones: hemos pecado, lo que ha llevado a que se nos quite el consuelo; Dios quiere despertarnos a cualquier oscuridad que haya echado raíces en nuestras vidas; y Dios quiere recordarnos que el consuelo es un regalo de él, no algo que nos hayamos ganado. Cuando identificas por qué está ocurriendo tu desolación espiritual, puedes comenzar a ver cómo superarla. Piensa cuidadosamente cuándo comenzó tu desolación y qué estaba sucediendo en tu vida espiritual en ese momento. Una vez que descubra la razón de la desolación, también puede comenzar a discernir lo que puede aprender de la experiencia.
 
Recuerde que la desolación espiritual es diferente de la enfermedad o angustia física y mental. Si no está segur@ de si está experimentando desolación espiritual, habla con alguien que sepa sobre este tema. Te ayudarán a guiarte en la dirección correcta.
 
Pero mientras tanto, la tarea para hoy es que puedas descubrir de dónde viene tu desolación.
 
Bendiciones
 
Padre Luis +