Holyrood Church 715 West 179 Street, Upper West side Manhattan, USA, 212-923-3770

Confía en Dios.

 

 

Buenos días, feliz martes y bendiciones.

 

En este Evangelio (Juan 16: 5-11) para hoy hay una frase que me ha tocado muy profundamente y es cuando Jesús les dice a l@s discípul@s: la tristeza ha llenado tu corazón.

Jesús reconoce e identifica la forma en que se sienten sus discípul@s con todo el tema de la despedida y la separación entre ellos. De ahí la promesa del Consolador, alguien que nos traerá consuelo en medio de la tristeza.

La tristeza es un dolor emocional asociado o caracterizado por sentimientos de desventaja, pérdida, desesperación, dolor, impotencia, desilusión y tristeza. Una persona que experimenta tristeza puede volverse callada o letárgica y retirarse de las demás personas. 

La tristeza a menudo se confunde erróneamente con la depresión. A diferencia de la depresión, la tristeza es una parte natural de la vida y generalmente está relacionada con ciertas experiencias de dolor o pérdida o incluso con un momento significativo de conexión o alegría que nos hace valorar nuestras vidas. La depresión, por otro lado, puede surgir sin una explicación clara o puede ser el resultado de una reacción poco saludable y no adaptativa a un evento doloroso, en el que nos armamos contra nuestra reacción natural al evento o nos abrumamos.

A lo largo de nuestras vidas, nos enfrentamos a realidades dolorosas, dolor de nuestras relaciones interpersonales, rechazos, frustraciones y los daños incidentales que experimentamos en nuestras interacciones con las demás personas. Enfrentamos el dolor de problemas existenciales, pérdidas, enfermedades y deterioro y, en última instancia, la muerte. Además, la mayoría de nosotr@s abrigamos mucho dolor de nuestro pasado y tenemos recuerdos implícitos de emociones difíciles que experimentamos pero que éramos demasiado jóvenes para entender.

La Biblia tiene muchos ejemplos de tristeza y más específicamente, los salmos están llenos de que David derrame a Dios la tristeza de su corazón. Al igual que David, a menudo sentimos que Dios nos ha abandonado en nuestros tiempos de tristeza causados por aquell@s que nos rechazan y se oponen. “¿Cuánto tiempo debo luchar con mis pensamientos y cada día tener dolor en mi corazón? ¿Cuánto tiempo triunfará mi enemigo sobre mí? (Salmo 13: 2). Pero Dios siempre es fiel y, como concluye David, nuestra confianza en Dios nunca es infundada. “Pero confío en tu amor inagotable; Mi corazón se regocija en tu salvación. Cantaré al SEÑOR, porque él ha sido bueno conmigo (Salmo 13: 5-6).

 

El apóstol Pedro (1 Pedro 5: 7) nos recuerda que el miedo nos ataca. Somos atacad@s por el adversario. Y Dios es más grande y fuerte que nuestros ataques, dice San Pedro en esta parte final de su carta. Termina con una nota optimista pero práctica. Nos dice cómo enfrentar la vida, cómo enfrentar a nuestro enemigo espiritual, cómo enfrentar el sufrimiento y cómo enfrentar a Dios. Pedro nos instruye a enfrentar la vida confiando en Dios: pon toda tu ansiedad en él porque se preocupa por ti. No dejes que la tristeza llene tu corazón. ¿Estás list@ para confiar en Dios?

Bendiciones


Padre Luis +

Date news: 
Martes, Mayo 19, 2020 - 09:30

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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