El Arrepentimiento

Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones. 

El Evangelio de Mateo 5: 27-32 nos enseña que la razón por la que no tenemos una relación cercana con nuestro Creador es porque no sabemos cómo arrepentirnos de una manera temerosa de Dios.

Desde el momento, que Dios creó a la humanidad del polvo de la tierra en adelante, hemos estado luchando por conocer y tener una relación con nuestro Creador. Uno pensaría que l@s embajador@s de Cristo y l@s sacerdotes reales que han sido sellados por el Espíritu de Dios tendrían pocas dificultades para conocer, aceptar y esforzarse por cumplir el mandato de Dios de ser santos. ¡Cómo desearía que ese fuera el caso! Al igual que Pablo, a menudo gratificamos los malos deseos de nuestra naturaleza pecaminosa y, por lo tanto, perdemos la marca de santidad todos los días. El pecado nos aleja de un Dios santo que se niega a estar cerca de esos bebés espirituales que continúan codiciando sus fortalezas del pecado. Como no hay pecado que la sangre de Cristo no pueda lavar, ¿por qué nuestros intentos de confesión y arrepentimiento no parecen ser más que un ejercicio de inutilidad? ¿Cómo puede un@ arrepentirse y, sin embargo, seguir siendo un/a pobre mendig@ cieg@ y sedient@ de conocer al propio Creador?

El problema, por supuesto, no es con Dios. Para aquell@s que verdaderamente se arrepienten, Él siempre perdona y limpia de toda injusticia. Si te acercas a Dios, Él se acercará a ti. ¡La razón por la cual la santidad y la cercanía a Dios permanecen fuera de nuestro alcance es porque no sabemos cómo arrepentirnos de una manera temerosa de Dios! Permítanme por un momento reflexionar sobre esta pregunta: ¿Qué tan importante es el arrepentimiento para Dios como se describe tanto en el Primer Testamento como en el Segundo?

Desde la introducción de la naturaleza pecaminosa en el libro de Génesis en adelante, la humanidad ha estado rompiendo los mandamientos de Dios. El arrepentimiento en el Antiguo Testamento es el mecanismo que Dios le dio a su pueblo para ser perdonado para que no puedan enfrentar su ira, sino su cercanía. En el Segundo Testamento, la importancia del arrepentimiento no puede ser exagerada. La primera palabra del mensaje del Evangelio fue "arrepentirse porque el reino de Dios se ha acercado" (Mateo 3: 2). ¡En Lucas 24 se nos dice que el arrepentimiento y el perdón de los pecados deben proclamarse en nombre del Salvador resucitado para todo el mundo (46-47)!

¡Qué impotentes fueron los mandamientos del Primer Testamento porque fueron debilitados por la naturaleza pecaminosa, a través de Cristo se ha dado la ley del Espíritu para liberar a las personas de la ley del pecado y la muerte (Romanos 8: 1-2)! Dado que este Nuevo Pacto cumple la promesa de darle a la humanidad un nuevo corazón capaz de alcanzar la santidad, Dios nos advierte que Él ya no pasará por alto nuestro pecado. Al igual que el Primer Testamento, aquell@s que se burlan de las riquezas de su bondad, paciencia y paciencia al aferrarse a sus corazones tercos e impenitentes están acumulando la ira de Dios contra ell@s mism@s (Romanos 2: 4-5). El mensaje de arrepentimiento en el Segundo Testamento es claro: dado que todo pecado es igualmente ofensivo para Dios (Santiago ‪2:10‬), todas las personas serán responsables de las cosas que se hacen en el cuerpo, ¡ya sean buenas o malas (2 Corintios ‪5:10‬ )!

Yo reconozco que tengo muchos pecados en mi vida, como estoy seguro de que tú también. Ya no estoy dispuesto a permitir que el pecado reine en mi corazón y así evitar que me acerque a Dios. ¡En mi opinión, el problema que enfrenta la persona cristiana de hoy es que el mecanismo de Dios para restaurar nuestra relación con Él, es decir, el arrepentimiento, parece eludir nuestras sensibilidades! El mensaje del primer y segundo testamentos es claro: ¡la justa ira de Dios recaerá sobre aquell@s que eligen adoptar cualquier otra forma de vida que no sea la suya! ¡Dios es luz y simplemente no habrá oscuridad en Él!


Bendiciones

Padre Luis