La venganza amorosa

Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.

Si estuviese buscando un título para el Evangelio de hoy, Mateo 5: 38-42, usaría este: la regla de Jesús para como vengarnos. Aquí Jesús llama su atención al principio de retribución del Primer Testamento que se puede encontrar en Éxodo 21: 22-27, Levítico 19:18, Deuteronomio 19: 15-21. Jesús da cuatro pequeños mini escenarios para desarrollar su punto: si alguien te insulta, no le insultes. V.39; lo tuyo no es lo tuyo, así que agárralo sin apretarlo. V.40; Si alguien se aprovecha de ti, duplica su ventaja. V.41; y, si puedes ayudar a alguien, hazlo, aunque te duela. V.42. Mientras lees este pasaje, descubres que es bastante desafiante, ¿no? Por qué es ¡Porque ataca nuestro orgullo y vanidad! Si viviéramos como Jesús nos manda, tendríamos que cambiar mucho sobre cómo respondemos a las personas que nos insultan y se aprovechan de nosotr@s. Definitivamente el camino de Jesús le da mayor valor a la humildad y al sufrimiento que a la venganza. Y el coraje es la mayor motivación para la búsqueda de venganza.

Pablo, en Gálatas 5: 20-21, instruyó "el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, mansedumbre, bondad, fe, humildad, templanza". En 1 Corintios 13, se nos dice que el amor es paciente y amable, no deshonra a l@s demás y no se enoja fácilmente. Se puede reconocer que el coraje es contrario al amor sobre todo si se pretende espontáneamente deshonrar a nuestr@ prójim@. La Biblia parece colocar el coraje como la última respuesta a las circunstancias de la vida. La persona creyente debe ser un/a pacificador/a y encontrar una solución antes de permitir que un incidente o conflicto se intensifique.

Por supuesto, es muy importante no confundir la venganza con la búsqueda de la justicia. La venganza es, por naturaleza, personal; La justicia es impersonal, imparcial y es un fenómeno social y legal. El impulso que induce la venganza es vengarse, llevar a cabo una venganza privada o lograr lo que subjetivamente podría describirse como justicia personal. Si tiene éxito, la parte que se percibe a sí misma como gravemente herida experimenta una considerable satisfacción: su objetivo de represalia se ha logrado: la otra parte fue vencida o arrodillada. Justo o no, la persona vengadora se siente justificada. Su búsqueda de venganza le ha "fortalecido" y, desde su punto de vista parcial, es algo a lo que tienen pleno derecho.
 
La venganza se trata de represalias; la justicia se trata de restablecer el equilibrio. El motivo de la venganza tiene que ver principalmente con expresar ira, odio o rencor. Es una protesta o venganza, y su intención principal es dañar. En sí mismo, no se trata principalmente de justicia sino de que las víctimas afirman su derecho innato (pero no legal) de tomar represalias contra algún mal que se les haya hecho.

Pero el mensaje central del evangelio de hoy es que nos mantengamos lejos de ejercer la venganza. No hay duda cuando digo que tendemos a alimentar la venganza porque no queremos perdonar, no queremos dejar ir. Siempre he dicho que el perdón es el tema más espinoso y difícil que podemos tener en la iglesia. No queremos hablar de eso, y no queremos aceptarlo. Estoy agradecido de que Dios no actúe de la misma manera que nosotr@s, porque de lo contrario su ira nos estaría destruyendo todo el día. Como personas cristianas, debemos seguir el mandato de Jesús de "amar a nuestr@s enemig@s y orar por quienes nos persiguen" (Mateo 5:44). Bienvenid@ a la praxis del discipulado radical de como vengarnos.

Bendiciones

Padre Luis +