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Un llamado con compromiso.

 

 

Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.

 

La lectura de hoy, Mateo 10: 34-11: 1, contiene algunos de los llamados dichos rigurosos de Jesús: elegir seguirlo significa algunas decisiones difíciles en la vida, algunas que involucran nuestras relaciones más cercanas. En el fondo de mi corazón sé que esto es cierto, y recuerdo cuando pagué un alto precio por seguir a Jesús y sus valores, y en otras ocasiones cuando no fui lo suficientemente valiente como para hacerlo. Oro por un espíritu generoso y fuerte.

 

Aquell@s que encuentren su vida la perderán, y aquell@s que pierdan su vida por mí lo encontrarán. Encontrar y perder mi vida: ¿puede haber algo más importante para mí que esto? La experiencia de la pandemia lo deja muy claro. Sin embargo, me doy cuenta de que hay muchos niveles para encontrar y perder la vida. Pido la sabiduría y discernimiento para saber cómo perder mi vida por el bien de Jesús.

 

Cuando encontramos a Jesús, necesitamos convertirnos en profetas (o profetisas). Un "profeta", en la Biblia, no es principalmente alguien que pueda pronosticar el futuro; más bien un profeta es alguien que es enviad@ a proclamar el mensaje de Dios a la gente. Inevitablemente, esto a veces conducirá a la confrontación: el profeta no es enviad@ simplemente para confirmar a las personas en las elecciones de vida que han tomado.

 

Jesús mismo advirtió a sus discípul@s que "si me persiguieron, te perseguirán a ti", y condenó la hostilidad que llevó a las personas a matar a los profetas en el pasado. Aquí advierte a sus discípulos que, si dan un testimonio sincero de la forma de vida que está proponiendo, esto a veces podría significar poner en peligro su vida. También podría significar poner a l@s miembros de la familia un@ contra el/la otr@.

 

Cuando Jesús se le apareció a Saulo (más tarde Pablo) cuando estaba persiguiendo a cristian@s, Jesús dijo: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues". Pero de la misma manera cada vez que damos la bienvenida a un/a discípul@ y su mensaje, Jesús puede decir: "Cualquiera que te reciba, me dará la bienvenida".

 

Estas duras palabras de Jesús solo pueden entenderse a la luz de nuestra experiencia de vida, las veces que tuvimos que enfrentar las elecciones dramáticas de las que Jesús habla. Sabemos que hay momentos en los que se deben tomar decisiones estrictas para garantizar que todavía podamos llamarnos discípul@s de Jesús, momentos en los que empuñamos la espada de la división o la separación.

 

¿Quiero salvar mi vida o perderla? ¿Estoy list@ para perderla o me aferro por miedo a perderla? Esta es quizás la condición básica para el discipulado, y ninguna obediencia moralista o perfecta a ninguna ley o sistema de reglas puede reemplazarla. Pido con insistencia la gracia de la verdadera libertad interior y el coraje para ser fiel a mí mismo y a mi vocación. Tengo claro que Jesús me está llamando. Ahora, lo que debo tener claro es si estoy dispuest@ a asumir la responsabilidad de este evangelio radical. En este discipulado hay que perder la vida para poderla ganar.

 

Bendiciones

 

Padre Luis +

Date news: 
Lunes, Julio 13, 2020 - 14:00

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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