Jesús siembra en ti. Reflexiona en tu crecimiento

Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones.

Nos acostumbramos tanto a escuchar las parábolas de Jesús que muchas veces no podemos apreciar cuán llenas de sabiduría están, una sabiduría que está bellamente expresada en un lenguaje que cualquiera puede entender.

Mientras leemos el Evangelio de hoy (Mateo ‪13: 18-23‬) permítete detenerte en la sabiduría de Jesús como una de sus características más atractivas.

La parábola del sembrador explica cómo se recibe la Palabra de Dios. Jesús sabe que hay diferentes niveles de recibir la Palabra, lo que le permite florecer y dar fruto o no le presta suficiente atención para que su efecto disminuya. La Palabra de Dios me es dada como un regalo. Oro para permitir que su bondad radique en mi vida y produzca una cosecha fértil, guiándome en los caminos de la verdad y el amor.

Jesús explica la historia del sembrador y la semilla. Quizás esta historia pueda arrojar algo de luz sobre los deseos en nuestro corazón de dar fruto; o sobre lo que me puede impedir aceptar completamente la palabra de Dios. Hay espinas en todos nosotr@s; con Jesús podemos eliminarlas para que podamos dar más fruto.

¿Es ‘la palabra del reino’ lo suficientemente importante para mí como para que sea un tesoro precioso en mi vida? ¿O las distracciones y las preocupaciones resaltan la importancia primordial de la palabra de Dios? ¿Qué voces y ruidos de este mundo la ahogan? ¡Señor, silencia mi corazón para que pueda escucharte!

Jesús habla de la palabra de Dios como algo orgánico y en crecimiento. Permítanme recordar las semillas que han crecido en mi corazón: probablemente acontecimientos más que palabras de predicador@s. Vi amabilidad, una postura valiente, un ejemplo de honestidad que le costó caro a la persona honesta. Esa fue la semilla. Se quedó conmigo y estuvo activa en mi corazón. De la misma manera, a veces encuentro, para mi deleite, que otr@s han notado algo que hice o dije, y se convirtió en una semilla en su corazón, produciendo buenos frutos a lo largo de los años.

Dejo que mi imaginación se ocupe de la escena que Jesús presenta, imaginando el crecimiento e identificando amenazas. Me cuido de no permitir que las yerbas malas y la esterilidad dominen, pero acepto que Dios imagina una cosecha floreciente.

Hoy quiero decir; Jesús me dice aquí que "comprender" es esencial para que la palabra prevalezca en mi corazón y sea efectiva en mi vida. El poder escuchar reflexivamente y sin prisas le permite hablar a mi corazón. Jesús, que tu palabra viva y vivificante sea siempre una prioridad para mí. ¿Puedo reservar algo de tiempo cada día? Como ahora, escuchando y poniendo lo que escucho en práctica.

Bendiciones

Padre Luis +