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En Jesús, el amor a Dios y el amor al prójim@ tienen su propio contexto, su última solidez.

Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones.
 
En el evangelio de hoy (Mateo 22: 34-40) Jesús está en Jerusalén y precisamente en el Templo donde se está llevando a cabo un proceso entre Él y sus adversarios, los principales sacerdotes y los escribas, entre los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo y entre los principales sacerdotes y los fariseos. El punto de controversia del debate es: la identidad de Jesús o del Hijo de David, el origen de su identidad y, por tanto, la cuestión de la naturaleza del Reino de Dios. El evangelista presenta esta trama de debates con una secuencia de polémicas que presentan un ritmo creciente: el homenaje que se debe pagar al César, la resurrección de los muertos, el mayor mandamiento, el Mesías, hijo y Señor de David. Los protagonistas ‪de las tres‬ primeras discusiones son representantes del judaísmo oficial que intentan poner a Jesús en dificultades en algunas cuestiones cruciales. Estas disputas se dirigen a Jesús en la medida en que Él es "Maestro" (Rabí). Este título le dice a quién está leyendo el entendimiento que l@s interlocutor@s tienen de Jesús, pero Jesús aprovecha esta ocasión para llevarl@s a plantearse una pregunta más crucial: la última vez que tomaron posición sobre su identidad.
 
Siguiendo la pista de los saduceos que los precedieron, los fariseos le hacen a Jesús una pregunta candente: ¿cuál es el mayor mandamiento? Los rabinos primero hacen evidente la multiplicidad de las prescripciones (248 mandamientos), luego se le pregunta a Jesús sobre cuál es la más importante. De todos modos, los mismos rabinos habían creado una verdadera encuesta para reducirlos lo más posible: David enumera once (Sal 15: 2-5), Isaías seis (Isa 33:15), Miqueas tres (Miq 6: 8), Amós dos (Am 5: 4) y Habacuc solo uno (Hab 2: 4). Pero la intención de los fariseos con respecto a su pregunta va más allá de todo tipo de encuesta; se trata de la esencia misma de las prescripciones.
 
Jesús, al responder, une el amor a Dios y el amor al prójim@, tanto como para unirlos en uno solo, pero sin negarse a dar prioridad al primero, que subordina, de manera cercana, al segundo. Así, todas las prescripciones de la Ley, las 613, se relacionan con este mandamiento único: toda la Ley encuentra su significado y fundamento en el del amor. Jesús lleva a cabo un proceso de simplificación de todos los preceptos de la ley: quien pone en práctica el único mandamiento del amor, no solo observa la ley, sino también los profetas.
 
De todos modos, la novedad de la respuesta no es tanto el contenido material como su realización: en Jesús, el amor a Dios y el amor al prójim@ tienen su propio contexto, su última solidez. Es decir, que el amor de Dios y el amor al prójim@, manifestado y realizado de alguna manera en su persona, guía a ser humano a colocarse ante Dios y ante l@s demás por medio del amor. El único mandamiento en dos, el amor de Dios y el amor al prójim@, se convierte en la columna de apoyo, no solo de las Escrituras, sino también de la vida de la persona cristiana.
 
Quiero dejarles con esta pregunta: ¿Es el amor a Dios y al prójim@ sólo un sentimiento vago, una emoción, un movimiento pasajero o una realidad que afirma toda tu persona: corazón, voluntad, inteligencia y relaciones humanas?
 
Bendiciones
 
Padre Luis +

Date news: 
Viernes, Agosto 21, 2020 - 10:45

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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