Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.
La integridad debe ser un mandamiento de amor en nuestras vidas
Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones.
El evangelio de hoy (Mateo 23: 23-26) presenta una advertencia contra la hipocresía. La hipocresía es la invención de una apariencia falsa de virtud o bondad, mientras oculta rasgos o inclinaciones reales de carácter, especialmente con respecto a creencias religiosas y morales; por tanto, en un sentido general, la hipocresía puede implicar disimulo, fingimiento o farsa. La hipocresía es la práctica de participar en el mismo comportamiento o actividad por la cual un@ critica a otr@s. En psicología moral, es el incumplimiento de las reglas y principios morales expresados por un@ mism@.
Pero también en este evangelio encontramos otras dos veces cuando se usa esta expresión: “¡Ay de ti ...” que Jesús habla contra los líderes religiosos de su tiempo! Los dos usos denuncian hoy la falta de coherencia entre palabra y actitud, entre exterior e interior. Hoy continuamos nuestra reflexión que comenzamos ayer.
Por fuera, el comportamiento de los Fariseos y Escribas es impecable, pero por dentro falta un verdadero espíritu evangélico. Por dentro están "llenos de codicia y autocomplacencia". El verdadero espíritu del evangelio es uno de amor, integridad, compasión y sentido de justicia para tod@s.
Los escribas y fariseos representan a l@s líderes religios@s que están obsesionad@s con las reglas y los reglamentos, pero que se pierden la justicia, la misericordia y la fe, y el gran mandamiento del amor. Usan la religión para controlar a las personas y, peor aún, para tratar de controlar a Dios. Son líderes religios@s que se han proclamado guardianes de la moral y se han atrevido a secuestrar y privatizar a Dios. Jesús les criticó por su arrogancia, la falsedad de pensar que podían coaccionar a Dios y, en el proceso, hacer una buena demostración de sí mismos mediante sus acciones públicas. Dios estaba y sigue interesado más en el corazón, que era su verdadero problema.
¿Puedo identificarme con algo de esto hoy en mi propia vida y actitudes? ¿Cómo soy por fuera y por dentro? Trate de ser lo más honest@ posible durante este tiempo de oración recordando que Jesús siempre ve nuestros corazones y nos ama incondicionalmente.
Viviendo en tiempos en los que la imagen es tan importante, nosotr@s también nos vemos tentad@s a dar más importancia al exterior del vaso que al interior. En presencia de Jesús, miro mis relaciones, en mi familia y en mi trabajo, en mi comunidad cristiana, y pido la gracia de ser cada vez más transparente, con Dios, conmigo mismo y con l@s demás.
Hoy oro por la gracia de la integridad. ¡Jesús acusa a los escribas y fariseos! Si soy honesto@, también encuentro esta tendencia en mí mismo, y pido que la palabra de Jesús me desafíe e ilumine, incluso en lo más profundo y oscuro de mi corazón.
Bendiciones
Padre Luis +
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