Más bien, la parábola a de Jesús destaca la generosidad de Dios

Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones.

El evangelio de hoy (Mateo 20: 1-16) presenta una parábola que se encuentra solo en el evangelio de Mateo. No está en los otros evangelios. Como en todas las parábolas, Jesús cuenta una historia sobre elementos cotidianos, cosas cotidianas de la vida de las personas. Presenta un cuadro de la situación social de su tiempo, en el que l@s oyentes se reconocen. Al mismo tiempo, en el relato de esta parábola, hay cosas que nunca suceden en la realidad de la vida del pueblo, porque hablando del maestro, Jesús piensa en Dios, en su Padre y Madre. Por eso, en la historia de la parábola, el maestro hace cosas sorprendentes que nunca ocurren en la vida diaria de los oyentes. En este extraño acercamiento del maestro, es necesario encontrar la clave para comprender el mensaje de la parábola.

Una interpretación tradicional de la parábola ha sido enfocarse en ‪20:16‬ (“los últimos serán los primeros”, etc.) e insistir en entender la parábola como una declaración sobre el don de la vida eterna, como el máximo igualador, que sea otorgado a tod@s l@s "trabajador@s de la viña".

Pero la parábola de Jesús parece ser más mundana que eso y puede requerir un subtítulo alternativo. Desde nuestro contexto contemporáneo, esta parábola trae a la mente cuestiones de inmigración y jornaler@s. ¿Qué es "justo" para quienes trabajan entre nosotr@s como trabajador@s migrantes o en las diversas industrias de servicios que apoyan a las instituciones financieras occidentales, la clase profesional altamente educada y nuestro complejo económico capitalista impulsado por la tecnología? ¿Y qué nos importa si el salario mínimo aumenta para ayudar a l@s trabajador@s en el extremo más bajo de nuestro sistema económico?

La parábola también se desarrolló en la historia que siguió a la parábola (21: 17-28): Jesús predijo su muerte a l@s discípul@s por tercera y última vez (cf. Mateo ‪16:21‬; ‪17:12‬; ‪17: 22-23‬). Inmediatamente después de esta predicción, la madre de Santiago y Juan solicitó un privilegio especial para sus hijos (en lugar de una solicitud directa de los mismos Santiago y Juan, como en Marcos 10: 35-45). Ellos también "han soportado la carga del día" desde que estuvieron con Jesús desde el comienzo de su misión.

En la siguiente historia, escuchamos la preocupación, y quizás algo de ese espíritu “envidioso”, de los otros discípulos. Pero Jesús también les advirtió: la grandeza viene a través del servicio (cf. Mateo 20: 25-28). La generosidad de Dios no sucumbirá a los celos humanos. Como predicó antes el Jesús de Mateo, Dios provee lluvia para las personas justas e injustas por igual (cf. Mateo ‪5:45‬).

Entonces, la parábola realmente no se trata de l@s "obrer@s de la viña". De hecho, esta ni siquiera es una historia sobre el crecimiento del viñedo. Tampoco se prestó mucha atención a las actividades de l@s trabajador@s. Escuchamos las quejas de quienes han trabajado todo el día, pero la historia tampoco se trataba de ell@s.

Más bien, la parábola de Jesús destaca la generosidad de Dios. Como el último "terrateniente", Dios usará lo que siempre le ha pertenecido al Creador para el bien de todas las personas, incluso si l@s humanos no ven el mundo a través de los ojos de Dios. En palabras anteriores de Jesús: La perfección de Dios se ejemplifica en la lluvia de Dios sobre las personas justas e injust@s (cf. ‪5:48‬). La pregunta del terrateniente en la parábola es el remate de Jesús para la historia: "¿Tienes envidia porque soy generoso?"

Bendiciones

Padre Luis +