Jesús expulsa el poder del mal y restaura

Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones.

En el evangelio de hoy (Lucas 4: 31-37) podemos ver las reacciones que se están teniendo sobre Jesús: la admiración de la gente por la forma en que él enseñó y la curación de un hombre que estaba poseído por un espíritu inmundo. No todos los evangelistas dan este relato de la misma manera. Para Lucas, el primer milagro es la paz con la que Jesús se libera de la amenaza de muerte del pueblo de Nazaret (Lucas 4: 29-30) y la curación del poseído (Lucas 4: 33-35).  Para Mateo, el primer milagro es la curación de las personas enfermas y endemoniadas (Mateo ‪4: 23‬) o, más concretamente, la sanación de un leproso (Mateo 8: 1-4). Para Marcos, el primer milagro fue la expulsión del diablo (Marcos 1: 23-26). Para Juan, el primer milagro fue Caná, donde Jesús transformó el agua en vino (Juan 2: 1-11). Así, en la forma de narrar las cosas, cada evangelista indica cuál fue la mayor preocupación de Jesús. Pero en todas ocasiones las gentes estaba impresionada con Jesús.

Al leer este evangelio me vinieron a la mente estas preguntas: ¿Cuándo fue la última vez que alguien me causó una profunda impresión? ¿Qué hice en consecuencia, cómo he crecido? Doy gracias a Dios por aquellas personas que han hablado o actuado con autoridad, trayendo verdad o significado a mi vida. El espíritu maligno conoció su opuesto y vio que se había acabado el tiempo; Oro para que mi presencia y mis valores puedan crear un espacio para el bien donde el Espíritu positivo de Dios esté presente y sea evidente.

Esta es una historia del efecto positivo que Jesús tuvo en algunas personas. Habló con autoridad, lo que significa que la gente lo escuchó y se dio cuenta de que lo que decía les tocaba el corazón. También demostró su autoridad por la manera encantadora en que curó a las personas ciegas, sordas y mudas, y también a quienes estaban perturbad@s de mente.

En el texto de hoy tenemos un ejemplo de estas dos formas de autoridad en la visita de Jesús a la sinagoga. Al leer este pasaje hoy, pídele a Jesús la gracia de dejar que su enseñanza toque nuestro corazón y el don de traerle nuestras necesidades, preocupaciones y problemas que son parte de la vida. Deja que su paz te toque donde la necesites. "Santísimo Corazón de Jesús, en Ti confío". Ahora yo te pregunto; ¿recuerdas algún momento en el que con prudencia y rapidez interviniste para arreglar una situación?

Los Evangelios no evitan presentar la oposición que Jesús tuvo que enfrentar cada vez que expulsaba demonios. No es de extrañar que nosotr@s también encontremos tan difíciles nuestras luchas con el mal. Oro por confianza en el poder de Jesús incluso frente a la oposición más fuerte. Recuerdo que él comparte este poder conmigo.

Algo extremadamente importante también sucedió en esta historia. El espíritu que no era de Dios dice: "Déjanos". El mensaje de Jesús a menudo puede perturbar e inquietar a quienes practican la maldad. Oro para que podamos recibir más plenitud y dirección, y para que la fuerza del Espíritu de Jesús nos libere de todos esos espíritus malignos.

Jesús expulsa el poder del mal y restaura a las personas para que vuelvan a ser ellas mismas. Hoy mucha gente vive alienada de todo. ¿Cómo podemos ayudarl@s a recuperarse y volver a ser ell@s mism@s?

Bendiciones

Padre Luis +