La presencia de mujeres entre los discípulos de Jesús fue contracultural y muy inusual

Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones.

En el Evangelio de hoy (Lucas 8:1-3) tenemos la continuación del episodio de ayer en el que se habla de la sorprendente actitud de Jesús hacia las mujeres, cuando defiende a la mujer que en el pueblo se conocía como pecadora, frente a las críticas del fariseo. Ahora, al comienzo del capítulo 8, Lucas describe a Jesús que pasa por las aldeas y pueblos de Galilea, y la novedad es que no solo estaba acompañado por los discípulos, sino también por las discípulas.

Lo que sorprende es que junto a los hombres también hay mujeres “junto con Jesús”. Lucas coloca tanto a los discípulos como a las mujeres al mismo nivel porque tod@s siguen a Jesús. Lucas también ha conservado algunos de los nombres de algunas de estas discípulas: María Magdalena, nacida en el pueblo de Magdala. Había sido curada y liberada de siete demonios; Juana, esposa de Chuza, mayordomo de Herodes Antipas, que fue gobernador de Galilea; Suzanne y varios más. Se dice que “sirvieron a Jesús con sus propios bienes”. Jesús permite que un grupo de mujeres “lo sigan”.

El Evangelio de Marcos al hablar de las mujeres en el momento de la muerte de Jesús dice: “Había algunas mujeres que observaban a la distancia y entre ellas María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y José, y Salomé, que le siguieron y le sirvieron cuando todavía estaba en Galilea, y muchos otr@s que habían subido con él a Jerusalén (Marcos 15: 40-41). Marcos define su actitud con tres palabras: seguir, servir, subir a Jerusalén. Los primeros cristianos no hicieron una lista de estas discípulas que siguieron a Jesús como lo habían hecho con los doce discípulos.

El Evangelio de Lucas siempre se ha considerado como el Evangelio de la mujer. De hecho, Lucas es el evangelista que presenta el mayor número de episodios en los que subraya la relación de Jesús con las mujeres, y la novedad no está solo en la presencia de las mujeres alrededor de Jesús, sino también y, sobre todo, en la actitud de Jesús en relación con ellas. Jesús las toca y permite que lo toquen sin miedo a contaminarse (Lucas 7,39; 8,44-45,54).

Permítanme recordarles que la presencia de mujeres entre los discípulos de Jesús fue contracultural y muy inusual. Una era una mujer de antiguos demonios y otra apegada al séquito de Herodes, personas que habrían causado comentarios para Jesús cuando la gente los vio con él. Jesús es un hombre que podía ignorar, desafiar o aceptar las costumbres de la cultura en su relación con su evangelio. Fue en contra de muchas costumbres de la cultura y la religión, y su amistad con las mujeres fue una de las más significativas.

También vemos aquí a Jesús, el hombre con una misión, por la que se sentía muy apasionado. Aquí se describe como proclamando y trayendo las buenas nuevas del reino de Dios. Oro para que yo también entienda mi misión en estos términos. Y oro a la misma vez por la misma gracia por la Iglesia.

Les invito a meditar conmigo durante el día sobre estas dos preguntas: ¿De qué manera apoyo la misión de la Iglesia? ¿Cómo se considera a las mujeres en tu comunidad, en tu país, en tu Iglesia?

Bendiciones

Padre Luis +