Discipulado costoso

Buenos días, feliz miércoles y muchas bendiciones.

Definitivamente si usted no encuentra el Evangelio de hoy (Lucas 14: 25-33) difícil de tragar, realmente no está escuchando. Jesús pide el compromiso total de toda persona cristiana, como discípul@

La multitud se había reunido con entusiasmo para recibir la enseñanza de Jesús. Y luego les da 3 'no puede': "El que viene a mí y no odia a su padre y madre, espos@ e hij@s, hermanos y hermanas, no puede ser mi discípul@". "El que no carga la cruz y me sigue, no puede ser mi discípul@". "Si no entregas tus posesiones, no puedes ser mi discípul@".

No hay nada más difícil que eso, ¿verdad? Parece una forma extraña de construir un movimiento religioso. La mayoría seguramente se sentiría atraída por los beneficios en lugar de enfrentarse al costo ... Entonces, ¿qué debemos hacer con estas 3 condiciones desafiantes y por qué son tan fundamentales para la naturaleza del discipulado? Analicemos este pasaje un poco más.

En el versículo 25, se nos dice: “Grandes multitudes viajaban con Jesús; y se volvió y les dijo…” Este es un versículo interesante porque nos indica que son aquell@s que ya estaban siguiendo a Jesús los que necesitaban que se les enseñara la naturaleza del verdadero discipulado. Estas no eran personas que se oponían al ministerio de Jesús. Estas eran personas que estaban lo suficientemente interesadas como para seguirlo ya. Pero, incluso entonces, parece que no habían comprendido completamente las implicaciones del discipulado.

Lo mismo es cierto para muchas personas hoy, por supuesto. Las iglesias de todo el mundo están repletas de personas interesadas en Jesús, pero que realmente no comprenden las implicaciones del discipulado por sí mismas. Y es a tales como estos a quienes Jesús estaba hablando aquí. Aquí había personas que estaban dispuestas a seguir a Jesús y aprender de él siempre que el costo no fuera demasiado alto: eran, si se quiere decir, seguidor@s casuales. Pero Jesús señala que se trata de un malentendido total de lo que significa ser persona cristiana y habla con mucha fuerza de este malentendido.

Y su enseñanza aquí no es solo para personas cristianas súper espirituales, como si hubiera dos divisiones de discipulado, lo cual es un malentendido con el que comúnmente nos encontramos. Esto como si la persona común y corriente en el banco de la iglesia pudiera de alguna manera ser un seguidor o seguidora casual mientras deja el estilo de vida apasionado y disciplinado a las personas cristianas profesionales y algun@s otr@s que están dispuest@s a tomarlo todo demasiado en serio. No, este es un llamado a vivir para cada un@ de nosotr@s, como Jesús aclara en el versículo 26: “Quien a mí viene…” Es decir, a tod@s y cada un@ de nosotr@s aquí…

Aprendemos en todo esto que el discipulado es costoso. Sí, Jesús quiere que contamos el costo a medida que lo seguimos para que no tengamos expectativas poco realistas sobre cuán desafiante será. Pero aún más que eso, Jesús quiere que sepamos que es caro porque el precio por ser llamado sus discípul@s fue su propia muerte. Pagó ese precio. Él nos hizo suyos. Que eso sea suficiente para trabajar en nuestros corazones la voluntad de renunciar a todo por Aquel que lo entregó todo por nosotr@s primero.

Bendiciones

Padre Luis +