Somos el templo de Dios en el mundo

Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.

Permítanme compartir un poco de los antecedentes del Evangelio de hoy: Juan 2: 13-22. El "templo" de nuestro texto es el templo de Jerusalén. No fue el primer templo, construido por Salomón (ver 1 Reyes 6-7), ni el segundo templo, reconstruido por l@s judí@s que regresaban de su cautiverio en Babilonia (Esdras 6:15) .105 Fue el tercer templo, conocido como “ El templo de Herodes ". Este templo fue construido por Herodes, no tanto para facilitar la adoración de Israel, sino como un intento de reconciliar a l@s judí@s con su rey. La construcción de este templo comenzó en el 19 a. C. y continuó durante 46 años. El templo se completó en gran parte en el tiempo de nuestro Señor, pero fue acabado apenas 6 años antes de que fuera destruido en el 70 d.C. Quizás no tenía la gloria del primer templo construido por Salomón, pero debe haber superado la belleza y el esplendor del segundo templo (compárese con Esdras 3:12; Marcos 13: 1).

Esta fuerte acción de Jesús puede sorprendernos. La venta de animales y el trabajo de los cambistas están asociados con las ofrendas de sacrificio a Yahveh. Jesús vio que habían ido demasiado lejos y que el aspecto comercial prevalecía sobre el verdadero propósito del templo, que era la oración y la adoración.

En su conversación, Jesús se refirió a sí mismo como el templo de Dios. Pablo nos recuerda que nosotr@s también somos templo de Dios. Esto puede olvidarse fácilmente si el elemento comercial de nuestras vidas tiene prioridad.

El templo fue el centro de la vida judía. Jesús no está contra el templo, sino contra lo que el templo se ha convertido: un mercado en vez de un lugar de adoración. Para Jesús, el templo era el lugar para adorar a Dios. Ese Padre y Madre que ama a tod@s por igual y cuyo amor no se puede comprar.

A veces podemos entablar negociaciones con Dios. Podríamos decir: "si haces esto por mí, yo lo haré por ti". Puedo convertir fácilmente mi relación con Dios en un tipo de transacción. Pregúntate:  Cuando pasas tiempo en oración, ¿buscas a Dios o buscas lo que él puede darte?

Además, el Templo representa la ubicación y la presencia de Dios. Jesús declara que se encontrará un nuevo templo en su propio cuerpo resucitado. En lugar de que la presencia de Dios se limite a un solo lugar geográfico, Dios estará en todas partes, haciendo que todas las cosas y todos los tiempos sean potencialmente sagrados.

"Somos el templo de Dios en el mundo", escribió San Pablo. Me pregunto: ¿Hemos captado realmente esta grandiosa realidad de que somos un templo viviente, en el que la Palabra de Dios se habla eternamente? Hoy oro diciendo: “¡Jesús, te enojaste mucho en el templo! ¿Hay cosas en mí que te hacen enojar? Mi corazón es tu templo: ¿lo lleno tanto que hay poco espacio para ti?

Bendiciones

Padre Luis +