Jesús marca el comienzo de una nueva era en la que Dios quiere relacionarse con nosotr@s

Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.

El evangelio de hoy (Marcos 2: 18-22) es una narrativa que nos ayuda a identificar uno de los cinco conflictos entre Jesús y la autoridad religiosa. En Marcos 2: 1-12 hemos visto el primer conflicto. Se trataba del perdón de los pecados. En Marcos 2: 13-17, el segundo conflicto está en la comunión alrededor de la misma mesa, con personas pecadoras. El evangelio de hoy presenta el tercer conflicto relacionado con el ayuno. Mañana tenemos el cuarto conflicto relativo a la observancia del sábado (Marcos 2: 13-28). Y pasado mañana es el último conflicto relativo a la curación en sábado (Marcos 3: 1-6).

El conflicto sobre el ayuno tiene un lugar central en esta narrativa. Por eso, las palabras sobre coser un paño nuevo sobre un manto viejo y el vino nuevo en odres nuevos deben entenderse en la luz que también irradia claramente sobre los otros conflictos, dos antes y dos después.

No está claro si Jesús y sus discípulos se negaron a ayunar en uno de estos días, o en días adicionales en los que los discípulos de Juan el Bautista o los fariseos pudieron haber ayunado. Sin embargo, esta historia sigue inmediatamente al llamado del discípulo Mateo, donde Jesús se sentó a la mesa con muchos recaudadores de impuestos y pecadores. Quizás los objetores tengan esta comida en particular en mente. En cualquier caso, fuera de esta referencia a la comida, hasta ahora no hemos mencionado a Jesús y sus discípulos en un entorno en el que podrían estar rompiendo las prescripciones de ayuno.

Aun así, la falta de negación a las acusaciones levantadas en su contra y la defensa hecha por él apoyando la justificación para NO ayunar lleva a uno a creer que Jesús y sus discípulos, de hecho, no siguieron tales prescripciones en una o más ocasiones o no lo hicieron a la altura de los ayunos más rigurosos de los discípulos de Juan el Bautista o de los fariseos. Siempre encuentro fascinante que la persona de Jesús sea utilizada por algunas personas para tratar de resistir el cambio, para tratar de mantener el statu quo. Jesús no solo marcó el comienzo del cambio, sino que lo encarnó tan completamente que le costó la vida. Lo que luego resultó en un gran cambio más… la resurrección.

Todo esto es para decir que está sucediendo algo tan nuevo que ninguna de las formas o sistemas antiguos puede comprenderlo o contenerlo. A veces hablamos de este tipo de cosas como un cambio de paradigma, y Jesús afirma que está inaugurando precisamente eso: un cambio de paradigmas que ni las viejas costumbres, ni las viejas expectativas, ni los viejos rituales o estructuras de autoridad pueden contener o, quizás, incluso entender. En resumen, Jesús marca el comienzo de una nueva era en la que Dios busca relacionarse con nosotros de una manera nueva.

Hay también un tremendo mensaje contra la hipocresía en este evangelio hoy. Las cosas buenas que hacemos en nombre de la religión y la adoración no son más que hipocresía si no se hacen con un corazón que busca sinceramente a Dios. Cantar himnos, ir a la iglesia, predicar, enseñar, etc., ¡todo se vuelve hipocresía si no surgen de un deseo genuino de adorar y glorificar a Dios! Por supuesto, de ninguna manera me opongo a la práctica del ayuno, si te sientes guiad@ a pasar tiempo en la abnegación para acercarte más a Dios. Sin embargo, debemos verificar nuestros motivos si planeamos participar en el ayuno.

Bendiciones

Padre Luis +