Nuestra relación con Jesús puede ser aterradora

Lectura: Pedro comenzó entonces a decirle: «Como sabes, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.» Marcos 10:28.

Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones.

Estamos en las etapas finales del ministerio terrenal de Jesús en el Evangelio de Marcos (Marcos 10: 28-31). En cada segmento, vemos a Jesús pidiendo a sus amig@s una respuesta personal para él, y la mayoría de las veces fallan. Ayer escuchamos la historia del hombre rico que se alejó de la relación potencial con Jesús porque estaba demasiado preocupado por sus posesiones. La declaración de Jesús fue dura: pocos pueden entrar en el reino de los cielos.

Hoy escuchamos al indeciso Pedro plantear la importante pregunta: "¿Qué hay de nosotr@s? Hemos renunciado a todo para seguirte. ¿Lo lograremos?" Puede darse cuenta de que es una pregunta aterradora porque está cargada con el miedo al rechazo y la falta de propósito. A nivel personal, pregunta: "¿Te importo? Pensé que sí". Puede sentir un diálogo implícito detrás de las pocas palabras declaradas. Aunque las palabras de Jesús suenan duras para muchos, las habla como una respuesta compasiva a su ansiedad. Sí, tienen un lugar con él, y sí, su recompensa será más abundante de lo que imaginan.

Este pasaje nos recuerda la primacía de nuestra relación con Jesús, y eso puede ser aterrador. A menudo he escuchado a personas preocupadas orar por sus seres queridos que se alejaron de la iglesia y / o de Cristo. Les rompe el corazón. Quieren lo mejor para sus seres queridos y quieren saber que estarán con ell@s en la vida eterna que está por venir. Su amor es tan fuerte que a veces se interpone en el camino de seguir la dirección que Cristo les pone.

Los lazos familiares son impenetrables. Estamos extremadamente interconectados y sabemos que no podemos borrar los lazos que existen y, como personas reconciliadoras, queremos acercarnos a l@s demás y resolver los desacuerdos. Como personas cristianas, queremos sanar la brecha entre l@s distanciad@s. Esto está en la estructura de nuestra comprensión de la compasión. Rechazar propiedades, familias o tierras para seguir Jesús es increíblemente demasiado difícil de digerir.

La clave de la historia se encuentra en el pasaje que escuchamos ayer cuando el hombre rico se alejó de Jesús con gran tristeza. Renunció a la posible amistad. Se alejó y dejó a Jesús. La posibilidad de que Jesús pudiera llegar a ser significativo para él se extinguió. Cerró su mente, corazón y actitud ante la posibilidad de una amistad. No lo hemos hecho y no es probable que lo hagamos. En esto, podemos encontrar un gran consuelo.

Hoy reflexiono sobre este intercambio como podría haberlo hecho San Pedro al final de su vida. ¿Qué ha significado para mí seguir a Jesús? ¿A qué me he rendido? ¿Cuál fue mi ciento por uno, en el camino del gozo, la alegría, la paz del alma? Lo que Dios nos ofrece, y lo que Jesús ofrece a sus discípul@s, es un regalo de Dios, no nuestro derecho.

Bendiciones

Padre Luis +