¿Soy rápid@ para darme cuenta de lo que otr@s hacen mal, pero no tan rápid@ para reconocer las mismas fallas, o peor, en mí?

Lectura "¿Por qué miras la paja de aserrín en el ojo de tu hermano o de tu hermana y no prestas atenciones a la tabla en tu propio ojo? Mateo 7: 3.

Buenos días, feliz lunes y muchas bendiciones.

En el evangelio de hoy (Mateo 7: 1-5), el desafío de Jesús para sus seguidor@s hoy no es fácil. Les dice a sus discípul@s que dejen de juzgar. "No juzgues…". ¡Qué mandato más difícil! ¿Cuántas veces juzgamos sin darnos cuenta ni siquiera leyendo el periódico, viendo las noticias o caminando por la calle? ¿Puedo intentar hacer concesiones a la gente hoy? Me imaginaré como un@ más entre la multitud, escuchando la fuerza y autoridad de las palabras de Jesús. ¿Qué se siente al escuchar a Jesús hablar de esta manera?

Esto es difícil para la mayoría de nosotr@s. El juicio viene de lo más profundo de nosotr@s. Alguien puede hacer o decir algo que viola lo que creemos o consideramos sagrado y le juzgamos por ello. Quizás simplemente no pusieron algo donde pertenecía o tal vez nos dijeron algo que nos llegó a la médula.

Tod@s tenemos estándares. La mayoría de ellos los aprendimos a una edad muy temprana a través de nuestros padres/madres y familiares. Cuando éramos niñ@s, ni siquiera sabíamos que estábamos adoptando estándares de pensamiento y comportamiento. Por lo tanto, nuestras normas y reglas familiares suelen ser inconscientes. Estos estándares y reglas a menudo nos llevan a juzgar el comportamiento o la actitud de otra persona sin siquiera darnos cuenta de que lo estamos haciendo.

La mayor parte de lo que aprendimos de niñ@s fue esencial para nosotr@s. Sin embargo, algunas de las actitudes de juicio aprendidas pueden obstaculizarnos de manera significativa. ¿Puedes nombrar dos o tres actitudes o normas que aprendistes de niñ@ y que ahora considera perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las sobras de la infancia que continúan atormentándote, incluso mientras te esfuerzas por superarlas?

Hoy, pídale a Jesús que quite la “viga de madera de su ojo” para que puedas tener más compasión y comprensión con ti mism@ y con l@s demás. Cuando nos damos cuenta de que estamos juzgando, podemos dar un paso atrás y liberar conscientemente nuestro juicio. Después de todo, ¿quiénes somos nosotr@s para juzgar? No apreciamos cuando otras personas nos juzgan sin conocer toda la historia. A nadie le gusta ser juzgad@.

Hoy les invito a dejar de lado el juicio lo mejor que puedan. Esfuércese por ser consciente de cuándo estás emitiendo un juicio. Cuando te dé cuenta de que estás juzgando, simplemente libera el juicio. La realidad es que el juicio es obra de Dios, no nuestra. ¡Que hoy dejemos que Dios sea Dios!

Bendiciones

Padre Luis +