¿Cuál es tu "lepra", tu "enfermedad"?

Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, lo siguió una gran multitud. Un leproso se acercó, se arrodilló ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes limpiarme". Mateo 8: 1-2.
 
Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones.
 
En el evangelio de hoy (Mateo 8: 1-4), Jesús baja de la montaña. Como siempre, lo siguió una gran multitud. Un leproso se acercó a Jesús. Rindió homenaje a Jesús y luego dijo: "¡Señor, si quieres, puedes limpiarme!" Aparentemente, el leproso había oído hablar de los milagros y curas que Jesús había hecho.
 
Sin dudarlo, Jesús respondió al pedido del leproso. Extendió la mano y tocó suavemente al hombre y dijo: “Haré lo que me pidas. ¡Queda limpio! " ¡Inmediatamente, el leproso fue curado! Entonces Jesús le dijo al hombre que no le contara a nadie lo que había sucedido. Le indicó que fuera al templo y se presentara al sacerdote para demostrar que realmente había sido sanado de su lepra. Entonces el sacerdote podría declarar que este hombre una vez más estaba "limpio". Esto permitiría al leproso regresar a su familia, su comunidad y su medio de vida.
 
Jesús también le indicó al hombre que "ofreciera el regalo que prescribió Moisés". Este regalo serviría como un recordatorio para la gente de que este excluido una vez más estaba en plena comunión con Israel. Después de muchos años de tener que separarse de su familia y comunidad, el leproso sanado una vez más pudo adorar en el templo. Y con esta curación, el leproso también recuperó el respeto por sí mismo y la dignidad.
 
¿Cuál es tu "lepra", tu "enfermedad"? ¿Qué te mantiene o te separa de l@s demás? Supongo que tod@s tenemos algún tipo de "lepra" o "enfermedad". ¿Cuál es la curación que deseas? Estoy seguro de que nos encantaría ser sanad@s al instante. Sin embargo, la mayor parte de la curación es lenta y natural, y lleva tiempo. Y, por lo general, lleva mucho más tiempo del que nos gustaría.
 
¿Has ido a Jesús a pesar de tu "lepra"? ¿O te quedas separad@ de Jesús y de l@s demás por vergüenza o miedo? Jesús anhela que vayamos a él. Jesús amaba a l@s "intocables". Los buscó y, a menudo, les volvió a curar. ¡No solo sanó su lepra, también sanó su vergüenza, miedo y dolor!
 
¡Ojalá que hoy tengamos la fe para acercarnos a Jesús y pedirle que nos sane! ¡Jesús nos tocará suavemente y nos sanará con su amor y poder sanador! ¡Jesús no nos fallará!
 
Mis queridos hermanos y hermanas, este hombre que sufría de lepra sabía que Jesús tenía poder para sanarlo. Puede que no estuviera tan seguro de la voluntad de Jesús de hacerlo, pero su duda me permite escuchar a Jesús expresar su deseo de sanar. "¡Yo quiero!"
 
Bendiciones
 
Padre Luis +