El Viernes Santo me pone la cruz delante y me desafía a no mirar hacia otro lado

 
Lectura: Porque era el día de la Preparación de los judíos y como el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús. Juan 19:42.
 
Buenos días, Feliz Viernes Santo, y muchas bendiciones mi querida familia.
 
Al reflexionar sobre la Pasión (Juan 18:1–19:42), San Ignacio nos invita a notar cómo se oculta la divinidad de Jesús. Permite que otr@s lo traten injustamente, con violencia, que lo maltraten, lo insulten, lo lastimen. Y todo esto para mí.
 
Sólo hoy si encuentro algún silencio en mi corazón puedo entrar en este gran misterio del amor que sufre. Las palabras parecen sobrantes. Leo el pasaje que conozco tan bien con el corazón abierto, lleno de devoción y gratitud por el gran amor que Jesús me tiene, deteniéndome en aquellas palabras o hechos que me tocan más profundamente. Quizás mirar un cuadro de la Pasión me ayude a adentrarme más en los acontecimientos de este día.
 
Hay cuatro 'actos' en la pasión de Jesús: su arresto; su interrogatorio por el Sumo Sacerdote, su juicio ante Pilato; su crucifixión y sepultura. Lo observo mientras se mueve a través de estas escenas. Observo cómo parece gentilmente tranquilo y miro el impacto que tiene en l@s demás.
 
El nombre de Pilato vive en la historia con una triste reputación, contenida en estas conocidas palabras, "padeció bajo Poncio Pilato". Sin embargo, no debemos juzgarlo. La historia de que más tarde se convirtió para creer en Jesús bien puede ser cierta. Él mismo no era hostil a Jesús. Incluso quiso saber más sobre el Hijo de Dios, preguntándole: "¿Eres tú el rey de los judíos?" La respuesta de Jesús de que su reino no era de este mundo debe haberlo desconcertado y lo hizo más cauteloso. La afirmación de Cristo de ser la verdad debe haber hecho temblar al gobernador, ya que estaba desconcertado si estaba actuando correctamente. Pero su cautela sacó lo mejor de él.
 
Jesús es aparentemente un prisionero, el impotente sobre el que actúan l@s demás. Pero él es el protagonista, el actor principal en todo momento, comportándose y hablando con soberana libertad. ¿De dónde viene esta libertad? ¿Quién está realmente en juicio en el intercambio con Pilato? ¿Quién tiene la autoridad real? Jesús es la Verdad, Pilato no sabe qué es la verdad. ¿Soy una persona de verdad? Llevaron a Jesús al Calvario y allí lo crucificaron. Parecía un acto brutal, ¡pero qué esplendor brillaba a través de él! La cruz siempre permanece como un símbolo de poder en la debilidad. La sed de Cristo en la Cruz es sólo un espejo de la profundidad de su oración y anhelo.
 
Lo veo sometido a una vergonzosa injusticia y una tortura y humillación indescriptibles mientras se mueve a través de su pasión. No protesta ni grita. ¿Cómo respondo a la injusticia, el maltrato, la humillación en mi propia vida? ¿Qué puedo aprender de él? Tengo sed. Jesús una vez le prometió a la mujer samaritana el agua de la vida eterna con Dios, la vida a la que ahora va y que anhela. Él nos ofrece esa agua.
 
Mis hermanas y hermanos, el Viernes Santo pone la cruz delante de mí y me desafía a no mirar hacia otro lado. Si he seguido los pasos de Jesús hasta el Calvario, no debo temer porque, como él, confío en la presencia perdurable de Dios. Donde hay sufrimiento o dolor, vuelvo a mirar, buscando el rostro de Jesús. Le pido la fuerza que necesito para ser signo de esperanza donde hay desesperanza, para ser presencia de amor donde más se necesita.
 
Bendiciones,
 
Luis+