El evangelio nos llama a vivir en la luz y la verdad, sin importar el costo.

 
Lectura: Nadie enciende una lámpara y la esconde en una vasija de barro o la pone debajo de la cama. En vez de eso, la ponen sobre un pedestal, para que l@s que entren puedan ver la luz. Lucas 8:16.
 
Buenos días, feliz lunes, y muchas bendiciones mi querida familia.
 
El Evangelio de hoy (Lucas 8,16-18) es muy breve; son solo unos pocos versos. En este Evangelio, Jesús instruye a sus discípul@s que el propósito de la luz es iluminar la habitación en la que se coloca. Así, la lámpara debe estar bien colocada para que todo el espacio quede iluminado.
 
Entonces Jesús cambia su dirección. Él dice que nada estará oculto, y todo será visible. Mientras continúa, dice que todo será revelado: todos los secretos serán revelados y serán conocidos por otr@s. ¡Esas palabras me intimidan! ¡Personalmente, no quiero que mi vida esté expuesta a la vista de tod@s! ¿lo harías? La mayor parte de mi vida es bastante normal. Sin embargo, ¡todavía no quisiera que se revelara todo sobre mí! Si l@s demás supieran todo sobre mí, podrían juzgarme o pensar de mí de manera diferente.
 
Jesús quiere que sus seguidor@s dejen brillar su luz para que pueda ser vista por l@s demás. Esto no es actuar. Es vivir de acuerdo con las luces que hemos recibido. A veces esto puede ser un desafío. Que se rían de nosotr@s y, a veces, que nos persigan físicamente por actuar de acuerdo con nuestras creencias sinceras, requiere la ayuda divina. Jesús, sin embargo, ha prometido estar con nosotr@s y darnos su ayuda evidente hasta el fin de los tiempos.
 
La lámpara se enciende con un propósito; la luz que da lo muestra en todo su potencial. Cuando amamos a l@s demás expresamos nuestro amor a Dios. Nuestros actos de bondad, consideración o agradecimiento son formas en las que podemos ser lámparas que se encienden.
 
Hoy Jesús me pide que preste atención a cómo escucho, que observe cómo observo. Si mi oración está llena de distracciones o si mi mente está siempre acelerada, debo hacer lo que Jesús me pide y prestar atención. Si solo veo deficiencia, lo perderé todo; si soy capaz de reconocer, apreciar y recibir bendiciones, puedo confiar en la bondad y el amor de Dios.
 
No creo que Jesús espere que tomemos estas palabras literalmente. Quizás estas palabras sean una invitación para nosotr@s. Puede que simplemente nos esté invitando a hacer una pausa y preguntarnos: ¿Hay algún área en mi vida que realmente me gustaría cambiar? ¿Hay algo que quiero dejar de hacer? Esta semana podemos tomarnos el tiempo para reflexionar sobre las palabras de Jesús y preguntarnos: ¿Qué nos está invitando Jesús a hacer?
 
Pero también, cada uno de los dichos aquí se refiere al papel del discípulo y discípula. No puede haber un discipulado anónimo. El evangelio nos llama a vivir en la luz y la verdad, sin importar el costo. “El discipulado secreto es una contradicción en los términos, porque o el secreto mata al discipulado, o el discipulado mata al secreto”.
 
Bendiciones,
 
Luis+