¿Siento a veces deseos de venganza sobre alguna persona, o algún grupo, con los que no puedo resolver mis diferencias?

 
Lectura: Pero la gente de allí no lo recibió, porque se dirigía a Jerusalén. Cuando los discípulos Santiago y Juan vieron esto, le preguntaron: “Señor, ¿quieres que llamemos fuego del cielo para destruirlos?” Pero Jesús se volvió y los reprendió. Lucas 9:53-55.
 
Buenos días, feliz martes y muchas bendiciones mi querida familia.
 
La lectura del Evangelio de hoy (Lucas 9:51-56) es un pronóstico de la crucifixión y muerte de Jesús. Jesús sabía que era probable que lo arrestaran y lo mataran, pero se aferró a su decisión de viajar a Jerusalén. Sabía que era probable que lo arrestaran. También sospechaba que incluso podría morir. ¿Puedes imaginar la tormenta de emociones que debe haber estado dando vueltas en la mente y el corazón de Jesús? Sin embargo, decidió hacer el viaje a Jerusalén.
 
Este pasaje indica la hostilidad entre judíos y samaritanos, que era fuerte en el tiempo de Jesús. Sin embargo, la manera de tratar el tema de l@s discípul@s y la manera de Jesus difieren mucho. L@s discípul@s se enfurecieron cuando no fueron recibidos en el pueblo de los samaritanos y querían venganza. Jesús dijo que no.
 
¿Qué hace que los sentimientos de venganza entren en mí? ¿Siento a veces deseos de venganza sobre alguna persona, o algún grupo, con los que no puedo resolver mis diferencias? ¿Podría poner esos sentimientos ante Jesús en silencio y orar para ser más como Cristo en mis actitudes?
 
En la parábola 'El Buen Samaritano', el Samaritano es el héroe ya través de él el Señor enseña que cada persona es nuestr@ prójim@ y debe ser tratad@ como tal. Tod@s estamos de acuerdo con el ideal, pero la mayoría luchamos con él en la práctica.
 
L@s discípul@s pensaron: “Ojalá tod@s fueran como nosotr@s”, mientras le pedían a Jesús que enseñara una lección a l@s obstinad@s samaritan@s. Incluso cuando puso su rostro en Jerusalén, Jesús reconoció cómo sus seguidor@s no entendían su corazón. Ayúdame, Jesús, a seguirte en la humildad, a buscar tu camino. Deja que la lógica de mi cabeza sea despejada por la compasión de tu corazón.
 
A lo largo de los Evangelios vemos evidencia de la fe y la confianza de Jesús en Dios. La lectura de hoy es un claro ejemplo de la profunda confianza que Jesús tenía en Dios. ¿Tenemos tal fe? Eso espero. Tenemos que nutrir nuestra fe y confianza en Dios todos los días. Esto crea una base y una relación con Dios que nos apoyará y sostendrá cuando lo necesitemos.
 
¡Hoy y todos los días pidamos a Jesús que profundice nuestra confianza y fe en él! Además, intenta averiguar si hay grupos a los que le cuesta tratar como vecin@s. Reflexiona sobre ellos a la luz de la enseñanza y el ejemplo del Señor.
 
Bendiciones,
 
Luis+