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Dios ve la honestidad de mi corazón.

 

 

Buenos días, feliz viernes y muchas bendiciones.

 

El evangelio de hoy (Lucas 6: 39-42) nos da algunos de los pasajes del discurso que Jesús pronunció en la llanura después de haber pasado la noche en oración y después de haber llamado a los doce para ser sus apóstoles. Muchos de los dichos de este discurso ya se habían pronunciado en otras ocasiones, pero Lucas, imitando a Mateo, los reúne en este Sermón de la Llanura.

 

El evangelio de hoy nos invita a un simple examen de nuestra vida bajo un par de títulos que se proponen con un estilo colorido. ¿Cómo veo a Cristo como mi maestro? ¿Cómo verifico cuán operativo es él en mi vida como "mi maestro"? Tod@s somos dad@s a notar los defectos de l@s demás más fácilmente que nuestros. ¿Cómo me protejo de esta tendencia?

 

Puede ser una debilidad común juzgar a mi prójim@ sin reconocer mis propias faltas y la necesidad de la misericordia de Dios. Dios nos ve a cada un@ de nosotr@s desde adentro. Él nos ve con una mirada generosa y compasiva y no nos desprecia ni nos condena por nuestros defectos y fallas. Por esto oro por humildad y por una capacidad más profunda para percibir la presencia y la acción de Dios a mi alrededor.

 

Nos gusta orientar y corregir a las personas. Nos da un poco de estatus. Esto significa, por supuesto, que somos rápid@s en ver los defectos en l@s demás. Me pregunto cuánto de nuestra conversación se centra en las fallas de las figuras públicas y de las personas cercanas a nosotr@s.

 

Jesús no niega que la gente tenga fallas, pero me invita a mirar primero a mis propios puntos ciegos. Si la persona justa se cae siete veces, ¿con qué frecuencia me caigo yo? Jesús usa el humor para hacer su punto. ¡Me invita a imaginar a cuántas personas estaría lastimando si tuviera un tronco pegado al ojo!

 

Permítame recordarle que Jesús pronunció estas palabras como resultado de la ofensa de los fariseos. No escucharon sus palabras ni creyeron en su doctrina, siguieron siendo guías ciegos porque se suponía que eran los maestros de Israel y no tenían idea de lo que Dios mandaba. Habían descarriado a mucha gente.

 

Aquí Jesús quiere que veamos que nos parecemos cada vez más a nuestros maestros. No tenemos conocimiento innato. Como personas, debemos obtener conocimiento de algún otro lugar, de fuera de nosotr@s. Podemos ir a varios lugares en busca de comprender diversos temas de la vida. Nuestra cosmovisión está determinada por las fuentes de las que elegimos obtener conocimiento. A medida que se construye nuestra cosmovisión, nos volvemos más y más como nuestros maestros.

 

Por supuesto, esta lectura también nos recuerda que, como discípul@s, si vemos un pecado descubierto proveniente de un hermano o hermana en Cristo, tenemos la obligación de acudir a ell@s y confrontarl@s al respecto. Sin embargo, para hacer esto, debemos enfrentar el pecado en nuestras propias vidas y debemos acercarnos a ell@s con humildad y después de mucha oración.

 

Un o una discípul@ no se acerca a alguien por arrogancia, sino por amor y humildad, primero examinando también su propio corazón en busca de pecado. De hecho, este pasaje fomenta la restauración amorosa mutua. El pecado debe ser examinado y tratado a nivel personal y luego a nivel corporativo. Dios ve la honestidad de mi corazón. Este es nuestro desafío para el día de hoy.

 

Bendiciones

 

Padre Luis +

Date news: 
Viernes, Septiembre 11, 2020 - 15:15

Ministerio en el tiempo del Coronavirus (Covid 19): Prevenir, curar y acompañar

Ahora tenemos que darle forma a lo que algun@s han comenzado a llamar; La Iglesia en Casa. Aunque yo me sigo preguntando; ¿qué hacen quienes no tienen un hogar? Por esto a la misma vez, estoy declarando desde hoy en nuestra Iglesia Santa Cruz una jornada de cuaresma de oración, ayuno y leer la Biblia en el Tiempo del Coronavirus.

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